Washington DC. Una de las visitas obligadas durante su estancia en EEUU

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Jugó en Liga Nacional Juvenil con el primer y segundo equipo del CD Menorca al tiempo que continuaba sus estudios de Bachillerato. Llegó el momento de elegir, tras la Selectividad, y la idea inicial de Pablo Martínez de ir a la universidad en España dio un giro. En la ciudad de Belleville, en Illinois pero limítrofe con el estado de Missouri, puede hacer compatibles estudios y deporte, algo que en Estados Unidos es habitual y que en España era casi imposible. Está en su segundo año así que en el lenguaje universitario norteamericano ha pasado de ser un freshman a un sophomore.

¿Cómo consiguió que le becaran para estudiar sin dejar de jugar al fútbol?
— Contraté a una agencia que busca becas a deportistas para poder estudiar en Estados Unidos. La ayuda te la conceden gracias al deporte, en este caso el fútbol, y en función de un examen de inglés y tus notas de Bachillerato. Ellos me buscaron las ofertas y surgió la posibilidad de venir a esta universidad.

¿Cómo supo de esa opción?
— En realidad al principio pensaba irme a Madrid, donde tengo familia, pero quería seguir jugando así que empezamos a buscar en internet y nos enteramos de la existencia de este tipo de agencias especializadas.

¿Entonces se trata de un servicio, que se paga para que busquen las becas adaptadas a sus cualidades?
— Sí, confeccionan un perfil entre lo académico y lo deportivo y a partir de ahí van buscando universidades. La agencia te ofrece a entrenadores que puedan estar interesados en ti.

Así que en parte le debe la experiencia a su coach.
— Sí, los entrenadores tienen un presupuesto para su equipo, son los que dan la beca deportiva y se tienen que poner de acuerdo digamos que con la parte académica de la universidad. Luego la ayuda económica te la pueden adaptar según tu rendimiento.

¿Varía la cuantía?
— Se pueden pedir modificaciones. Si eres parte importante del equipo y tus notas van bien puedes optar a una reducción del dinero que debes pagar a la universidad.

¿Es caro estudiar allí?
— Mi universidad es de las 'baratitas', aún así tendría que pagar unos 25.000 dólares por el curso si no fuera por la beca, que es del 65 por ciento. Así que me cuesta nueve mil dólares -que incluyen todo, clases, comida, y estancia-, pero haciendo trabajos para la universidad.

¿Qué tipo de empleo les ofrecen para reducir tasas?
— Yo realizo labores de mantenimiento en los edificios de la universidad, la residencia, las clases, limpieza de los salones y de todo lo que se utiliza. El año pasado había más gente que lo hacía pero este curso se ha reducido la plantilla y seremos unos 60 estudiantes que trabajamos.

¿Cómo se ha adaptado a las clases?
— Costó al principio, tienes que centrarte mucho y en todo momento en la clase, en escuchar, luego ya te vas haciendo. Tengo la suerte de que aquí hay mucha gente hispana y me van ayudando y al final eso te hace más cómoda la estancia. Cuesta pero luego se está muy bien.

¿Tiene muchos compañeros hispanoparlantes?
— En nuestro equipo bastantes jugadores hablamos español y en la universidad también hay muchísima gente hispana.

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Los anglosajones quizás practican más otros deportes, no tanto el fútbol europeo.
— Sí, pero hay equipos de fútbol que tiene la norma de solo tener jugadores norteamericanos, luego les va como les va (ríe). En nuestro equipo este año hay dos norteamericanos y el resto pues de distintos países sudamericanos y conmigo, cuatro españoles.

¿Compiten con otras universidades?
— Exacto, la liga es universitaria, pero nosotros tenemos un espacio, no podemos jugar contra todos, jugamos en nuestra conferencia con equipos de ciudades próximas, y si ganas vas al torneo nacional, donde van los mejores de cada conferencia. El nivel es alto porque traen a mucha gente extranjera, cuando llegué esperaba que fuera más flojo.
(La oferta deportiva de Lindenwood University es muy amplia, compiten y becan en deportes como baloncesto, baseball, golf, fútbol, tenis, volei, wrestling e incluso bolos entre otras disciplinas).

¿Y la parte de los libros, la académica, cómo le va?
— Hasta ahora he podido hacer radio, periodismo digital, audiovisuales y photoshop, es más práctico que teórico. Para cada asignatura debes tener unos requisitos y por ejemplo, para redacción debo tener un nivel de inglés más alto, cada semestre eliges tus créditos y yo debo coger inglés y a medida que mejore podré estudiar nuevas materias. Son cuatro años de carrera.

Reside cerca de la ciudad de Saint Louis, donde ha habido disturbios por los casos de brutalidad policial contra la población negra ¿cómo se vive esa tensión en su entorno?
— Yo personalmente he estado cómodo en todo momento, aunque a veces sí notas cierto recelo o tensión de la gente de raza negra hacia los blancos, no tengo contacto, ellos también hacen sus grupos. Pero en realidad no he visto o vivido nada negativo. He visitado Saint Louis, también Chicago, las dos son ciudades muy bonitas y no he tenido malas experiencias-

Ahora además tienen la carrera electoral y a Donald Trump y Hillary Clinton compitiendo. ¿Hay apuestas sobre qué puede pasar?
— No es que siga mucho todo lo que dice Trump pero desde luego no haría gracia que pudiera salir vencedor, porque si gana todos los que estamos en Estados Unidos nos tendríamos que volver a España o cada uno a sus países de origen, porque no querría estudiantes de fuera. Creo que muchas cosas que dice sobre la inmigración las llevaría a la práctica.

¿Comentan en clase sobre la actualidad política?
— Solo en una de las asignaturas que he elegido «American Government», que en realidad se dedica a estudiar el sistema, y es el momento en el que se comenta la actualidad de EEUU y de otros países. El profesor dice que no quiere opinar pero se le ve que no soporta a Trump. También se tratan los problemas raciales o la campaña electoral pero en general los profesores no se 'mojan' mucho sobre estos temas.

Y la vida en el campus ¿cómo es?
— La universidad ofrece residencias, apartamentos o casas, que compran y remodelan para los estudiantes. Yo ya he vivido en los tres tipos de alojamiento.

¿Convive más con los compañeros del equipo de fútbol o con los de clase?
— En el primer semestre no puedes elegir, es aleatorio, vives con quien te toca por grupo. Luego cada uno puede elegir compartir casa con sus amigos. Algunos practican tenis, golf, no son todos compañeros de fútbol pero sí es cierto que en muchos casos la amistad surge más por la práctica del deporte que por las clases.

¿Cuál es su rutina diaria?
— Cada día tengo entrenamiento y solemos jugar dos partidos a la semana, porque la temporada solo dura un semestre. Si no entreno tengo partido y viceversa, más las clases. Cuando tienes partido puedes no asistir y es una falta justificada. Además cada día tengo las dos horas de trabajo en la universidad.

Lo de las fiestas en las universidades americanas es leyenda. ¿No hay tiempo para el ocio?
— Pues la verdad es que en la universidad, en esta al menos, no hay mucha actividad, tienes que moverte. Si no tienes coche la oportunidades aquí se reducen, es importante por las distancias. Cuando he tenido tiempo libre, sin entrenamientos, cada fin de semana he intentado hacer algo, visitar ciudades.

Le quedan al menos otros dos años de estudios ¿se va a hacer largo estar lejos de casa?
— Está claro que es difícil no echar de menos a la familia, los amigos, mi novia que está en Menorca..., es complicado pero hay que aceptarlo, como lo de la comida ¡que aquí tampoco es lo mismo! Quiero volver a España, esa es mi preferencia, pero no sé qué pasará en el futuro, aquí hay muchas opciones de trabajo y está bien pagado.