Plurifamiliar de Es Mercadal. Uno de los edificios tipo de la convivencia residencial con el alquiler turístico, una oferta que se ha extendido por el municipio y donde con frecuencia chocan los intereses de los vecinos con los turistas. | Gemma Andreu

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La defensa del alquiler residencial es el límite que los ayuntamientos proponen al alquiler vacacional en edificios plurifamiliares. Maó, Ciutadella y Ferreries coinciden en el diagnóstico, consideran perfectamente viable la comercialización turística de las viviendas tradicionales, conocidas en términos de planeamiento como Trast, y ubicadas en zonas bastante bien definidas y excluir de ese mercado los barrios residenciales. Hay una razón de convivencia vecinal, pero sobre todo hay razones sociales, «empieza a faltar oferta de alquiler y hay gente que tiene derecho a esta oferta todo el año», señala Vicenç Tur, teniente de alcalde de Maó. «Hay que proteger el alquiler residencial, no todo el mundo viene como turista, hay muchos trabajadores que lo necesitan», comparte Noemí Camps, teniente de alcaldesa y responsable de turismo de Ciutadella.

Hay una opinión compartida por todos los representantes municipales en torno a la generación de riqueza familiar y actividad económica derivada del alquiler vacacional y la necesidad de flexibilizar la regulación de la demanda. Son conscientes de la complejidad jurídica y de las diferencias de modelo respecto a las otras Islas, «el borrador de la Conselleria de Turismo es un primer paso, habrá que mejorarlo, que los vecinos sean quienes tengan la potestad de decidir está entre discrecional y arbitrario», comenta Noemí Camps.

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