La finca, en estado de abandono, se encuentra en las inmediaciones de la Torre d’en Galmés | M.J.R.

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Unos promotores «enamorados de Menorca» han comprado la finca de Torre Vella de Alaior para recuperar la actividad agrícola del predio, además de impulsar un agroturismo. Este lloc, que se encuentra en las inmediaciones de la Torre d'en Galmés, será rehabilitado y reformado de forma integral con el fin de devolverlo a su estado original. Contará con 17 habitaciones repartidas entre la casa principal, una boyera y otras construcciones dispersas. Se prevén, en concreto, ocho habitaciones en la boyera, otras siete en el edificio principal de la finca y las restantes en construcciones anexas, más dirigidas al turismo familiar.

El agroturismo dispondrá de una piscina y una zona de fitness y pequeño gimnasio con el fin de lograr un establecimiento de la categoría de «lujo asequible», tal como lo definen sus promotores. El arquitecto del proyecto, Miguel Jiménez Robertson, indica que el objetivo radica en poder abrir el agroturismo todo el año, en especial, hacerlo acogedor y atractivo para el cliente menorquín para que pueda disfrutar de un entorno privilegiado.

El proyecto que impulsa la sociedad HFB Torre Vella en esta finca pretende la implantación de en torno a 20 hectáreas de cultivo, principalmente viñas, para potenciar la actividad vitivinícola de la Isla, así como olivos y posiblemente frutales, aún por concretar. «Los promotores tienen experiencia en el mundo del vino y quieren trasladarla aquí», explica. Es más, Jiménez Robertson informa que ya se han hecho las primeras catas para analizar los diferentes suelos y decidir cuáles son más aptos para cada tipo de cultivo. Confían en que en septiembre se puedan plantar las primeras vides.

El arquitecto explica que la construcción es muy interesante a nivel patrimonial. Se trata de un complejo en forma de U con edificios de distintos períodos, incluso una torre medieval, declarada Bien de Interés Cultural, que va a recuperar su esplendor para dar carácter a la propiedad. La finca está actualmente en estado ruinoso y abandonado, de ahí que su arquitecto destaque la importancia de esta reforma de recuperación de un patrimonio de la tradición menorquina.

Agrega que no se va a transformar el entorno sino que éste va a servir de base para los tonos del edificio. «Utilizaremos gramíneas para mantener el tono que define a Isla, además de evitar el hormigón», asevera. La piscina estará integrada en el medio, y se recuperará la paret seca. «Buscamos la autenticidad de Menorca», indica Jiménez Robertson.

A pesar de que los trámites son farragosos, los promotores tienen intención de abrir puertas el próximo verano. Cabe recordar que la declaración del interés general del proyecto está ahora en período de información pública, teniendo en cuenta que el expediente está siendo sujeto a evaluación de impacto ambiental.