Susana Mora, este jueves en el despacho de vicepresidenta | Javier Coll

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A las seis de la tarde comienza la sesión que la elegirá presidenta del Consell. Afronta el reto con buen ánimo y muy motivada, pese a que reconoce que estos últimos días son como los previos de una boda, todo está a punto pero no puedes evitar que surja la inquietud. Susana Mora, licenciada en Derecho y en Ciencias Políticas, con pasado de asesora jurídica en UGT y sin más experiencia política que los dos años como consellera, se convertirá hoy en líder de la primera institución menorquina en virtud del acuerdo entre su partido (PSOE), Més per Menorca y Podemos.

¿Cuál va a ser su primera decisión como presidenta?

— Más allá del nuevo cartapacio, que sí depende de mí, y que solo prevé el cambio en la dirección insular de comunicación, las demás decisiones responden a políticas que están en marcha.

Se lo preguntaré de otra manera, ¿qué es lo que más urgente?

— Varias cosas, la primera, la ejecución de la carretera, está más que encaminada en cuanto a trámites administrativos y jurídicos pero hay un interrogante de plazos, el mandato se acaba en dos años y en ese plazo me gustaría que estuviera resuelta.

¿Qué más le preocupa?

— Los recursos como el agua, del que el Consell no tiene competencia y, por tanto, me preocupa el doble, has de proyectar una situación de estabilidad poniéndote de acuerdo con municipios y Govern. Y me preocupan todas las políticas de bienestar social, hay que seguir implementándolas en paralelo a políticas de impulso económico y política activa de empleo para una redistribución económica y que se note una salida real de la crisis.

Y resolver el alquiler vacacional.

— La ley la aprueba el Parlament a final de mes.

Que impone deberes al Consell.

— Sí, y a los ayuntamientos, el trabajo de zonificación. Es el primer paso imprescindible, hemos dicho que lo vinculamos en cuanto al dibujo final al PTI. Pero tengo el compromiso político de avanzar la decisión a través de acuerdo del pleno en unos meses, dependerá del calendario de la propia ley.

¿Con cuál de las otras patas del tripartito se endiente mejor?

— Me entiendo bien con todos los compañeros del equipo de gobierno. Lo bueno que ha tenido es que, una vez pasado el periplo fatídico de las negociaciones, después hemos trabajado como un grupo de ocho personas que estamos para servir a la institución.

El tramo final del mandato será más difícil, cada partido tiende a marcar diferencias, habrá tensión, ¿se lo ha planteado?

— Obviamente, pero hemos sabido crecer en la diferencia. En este tiempo se han producido turbulencias importantes en el seno de nuestros respectivos partidos y ello no ha afectado a la gestión de este equipo, hemos superado las discrepancias donde corresponde, hablando en nuestras salas de reuniones. Espero y deseo que siga siendo así y respetar el espacio electoral de cada uno.

¿El PTI estará en 2019?

— Ese es el objetivo y así está previsto. No obstante, son proyectos de gran envergadura, depende también de informes externos.

¿Va a cambiar algo el modelo o se ratifica el de 2003?

— El de 2003 nace de una situación concreta, que es precisamente definir el modelo territorial para ese momento concreto y se definió con éxito. En 14 años hay realidades que nos han superado y tienen que ser reflejadas ahora. Toda normativa, cuando se despliega después, produce reacciones y no todas son favorables.

¿Lo deja en manos del equipo técnico?

— Te pongo el símil de una revisión médica, él es el especialista, valora la situación y propone el remedio, el que te receta la pastilla.

¿Se va romper la imagen de cinturón al cemento?, ¿al crecimiento?

— Lo han dicho otros presidentes, Menorca no ha agotado el crecimiento que contempla el PTI de 2003. Diferente es que ese modelo haya quedado superado por esta realidad, por ejemplo, no hemos crecido en plazas turísticas sino que hemos cambiado a otros usos, como el alquiler vacacional, plazas que existían como residenciales. Ese crecimiento tiene que seguir existiendo.

Menorca se estanca en población y además pierde los nuevos titulados universitarios ¿ha provocado alguna reflexión en el Consell?

— Lo primero no lo dirás por mí ¿no? Habría que analizar las fuentes de un titular así. Vincular demografía a territorio y decisiones políticas es erróneo porque atañen a niveles superiores donde el incentivo a la maternidad no es una prioridad. Lo segundo es una realidad que sucede desde hace mucho tiempo y está subordinado a las posibilidades de empleo, hay que trabajar en este campo.

¿Se espera más del Consell de lo que realmente puede?

— Sin duda, es el mensaje que obtienes a pie de calle. La expectativa está sobredimensionada a veces respecto a las posibilidades.

¿El político acaba trabajando como un funcionario?

— Eso de que entras en un cargo de la administración y la gestión te come y te supera, te distancias de la calle lo víví a los pocos meses de llegar al Consell y me dije ¿cómo puede ser?

¿Y cómo puede ser?

— Porque de repente tienes un exceso de información que desde la calle no puedes gestionar. Hasta que te das cuenta de que tienes que superar ese estado y responder a las expectativas que has despertado en tus conciudadanos. Has de gestionar, claro, pero no puedes olvidar que has venido a hacer política, que es mucho más.

Hay que dar respuesta a las dos cosas, ya se sabe.

— Sí, tienes razón, gestionar sin perder el contacto con la calle, la fórmula son muchas horas al día.