Maruja, junto a su familia, sostiene el grabado y el dibujo, obsequio del Ayuntamiento. | Javier Coll

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La empresaria Maria Florit Esbert, fundadora de la firma de bollería y repostería Ca na Maru y más conocida como Maruja, recibió ayer el cariño de su pueblo, Alaior, en el tradicional acto de homenaje que el Ayuntamiento dedica, en el marco de las fiestas de Sant Llorenç, a un conciudadano destacado. Ahora ya jubilada, Maruja estuvo acompañada por sus hijos, que han tomado las riendas del negocio familiar, su marido Antoni Riudavets y el resto de la familia, siempre su gran apoyo, como ella misma ha manifestado siempre que le preguntan por su trayectoria profesional.

La Corporación se reunió en pleno para rendir un reconocimiento que desde comienzos de año decidió que sería para esta mujer emprendedora, «toda una señora», aseguró la alcaldesa Misericordia Sugrañes, «que levantó una empresa de una parcela casi doméstica» y que ahora da trabajo a cerca de cincuenta personas y es conocida, o al menos lo son sus dulces, pastas y coques, por todos los menorquines y también los visitantes. Maruja, sonriente y emocionada, subió al estrado de un salón de plenos lleno -el acto también se pudo seguir desde la sala de actividades ciudadanas, que de igual modo se ocupó por completo-, y repartió agradecimientos. «Estoy contenta por el homenaje del Ayuntamiento y agradecida a la gente del pueblo, que siempre ha venido a comprar; contenta de la familia, de que mis hijos sigan lo que yo he hecho», aseguró.

También recordó en ese momento a los trabajadores de Ca na Maru, «porque sin ellos tampoco hubiera llegado aquí», dijo. Maria Florit recogió de manos de la alcaldesa un grabado de la iglesia de Santa Eulàlia, como símbolo del pueblo de Alaior, y una ilustración de la puerta del convento de San Diego, donde vivió de niña.

La entrega de ambos obsequios estuvo precedida de una semblanza de Maria Florit cargada de emotividad, que condujo al público por la historia de la niña, la joven, la mujer que en tiempos mucho más difíciles que los actuales tuvo el empuje no solo para salir adelante sino también para crear la empresa familiar. Un recorrido biográfico a cargo de la concejala de Cultura y Comunicación, Isabel Rodríguez Anglada, en el que la vida de Maruja permitió a los presentes recordar otros tiempos, años de posguerra en Menorca, de economía de subsistencia y de mucho trabajo, desde edades tempranas, como le sucedió a la protagonista del homenaje.

Maria Florit pasa a formar parte de un colectivo en el que escaseaban las mujeres a título individual, señalaron la concejal de Cultura y la alcaldesa, por lo que ayer con la empresaria de la repostería, hecha a sí misma, se enmendó en parte esa carencia. Maruja recibió además las felicitaciones de otros empresarios y colectivos del municipio a las que dio lectura al comienzo del acto la secretaria municipal.