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El grito que más suena desde hace cinco meses en Catalunya ha invadido esta tarde la plaza Miranda de Maó coreado por las aproximadamente 250 personas que acudieron a la concentración para pedir la libertad de los cargos públicos y líderes catalanes encarcelados por la Justicia. Ante la visible presencia de media docena de agentes policiales que han custodiado la entrada de la sede la sede insular del Gobierno y el edificio de la Policía Nacional, «llibertat presos polítics» ha sido el eslogan más repetido.

Fueron treinta minutos conducidos primero por Jordi Odrí animando a no tener miedo, «si no trencam el silenci, morirem en silenci», ha dicho, y ha añadido que era el momento de decir «basta a la represión injusta» y a la aniquilación que el Estado pretende contra una ideología legal como es el independentismo. «Es una muestra del carácter fascista del Gobierno español» y ha llamado «perversión del estado de derecho la judicialización de la política».

Intervino a continuación Vicenç Relats, miembro del secretariado de la Assemblea Nacional de Catalunya, quien con brotes de emoción ha recordado las experiencias vividas, en particular con la detención de su compañero Jordi Sánchez, y ha aludido a la detención de Puigdemont, «un presidente electo, preso. Es un ataque a la democracia, no a la independencia», dijo antes de lamentar la poca solidaridad «del resto de pueblos españoles». «Nuestro mejor arma, la solidaridad» y «contra el fascismo democracia» coreados por los asistentes salpicaron su intervención.

Otra en castellano y el testimonio de una ciudadana argetina de ascendencia española recordando la dictadura en aquel país han cerrado los parlamentos.