Las obras empezaron el pasado mes de octubre y todavía le quedan algunas semanas. | Gemma Andreu

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Las obras de la calle Mallorca de Ciutadella se están eternizando y están haciendo perder la paciencia a los vecinos y sobre todo a los comerciantes de la transitada vía, que denuncian que la facturación de sus negocios se han desplomado por culpa de las obras y los sucesivos retrasos acumulados.

Hace seis meses que una de las principales arterias de Ciutadella está levantada, y a punto de entrar en la temporada turística los trabajos están bastante retrasados. Las obras en un primer momento tenían que estar acabadas el 20 de febrero. Después el Ayuntamiento concedió a la empresa adjudicataria, Construcciones Olives S.L., una prórroga de un mes (hasta el 20 de marzo), y se añadieron 15 días más de plazo por una modificación del proyecto. Así las cosas, la reforma tenía que estar lista el pasado miércoles, 4 de abril. Solo falta pasearse por la calle para observar que las obras no están acabadas, sino que todavía queda bastante por hacer.

El Ayuntamiento ha pedido a la constructora que presente «un calendario realista» sobre cuando acabaran la obras, para poder conceder en la próxima Junta de Gobierno del miércoles una nueva prórroga. Se baraja que puedan acabar entre finales de este mes y principios de mayo, aunque dependerá de lo que solicite la adjudicataria. Los comerciantes están recelosos de las previsiones, y teniendo en cuenta el estado actual de las obras creen que va a haber obras hasta mediados de mayo.

Los comerciantes están indignados. «Nos sentimos engañados, primero nos dijeron en febrero, después en marzo, después a principios de abril y ahora ya a finales de mes, y la verdad es que ya no nos lo creemos, porque van muy atrasados», comenta Ana Torres, del supermercado Suma. «Nos repercute en la caja, hemos pasado de cuatro empleados, a dos y medio», tercia Moisés Torres, copropietario del supermercado.

«La gente no pasa ni a pie ni en coche, y los pocos que vienen a la tienda ven que es peligroso», explica Joana Mercadal de Nova Llum, que denuncia además «la falta de medidas de seguridad». Asegura que la facturación de su establecimiento, dedicado a la venta de lámparas, se ha desplomado y que vende menos de la mitad que antes de empezar las obras.

Igual lo ve Margarita Román de la Llibreria Mallorca que afirma que la facturación ha bajado entre un 50 y un 70 por ciento, por culpa de las obras. Lamenta que el Ayuntamiento no haya tomado medidas y haya obligado acelerar las obras. En este sentido, recuerda que en la reunión que mantuvieron con la alcaldesa Joana Gomila hace un mes se comprometieron a que a principios de abril los trabajos estarían acabados, y «nosotros ya le dijimos que se retrasarían más», como al final ha sido.