Ergonómicas y con ruedas. Las sillas adquiridas son muy similares a las que se pueden ver en la imagen, con ruedas, cómodas, de Tecno Malla, aunque en la última compra, sin brazos

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El mercado del mobiliario de oficina ofrece una amplia gama de sillas, tanto en modelos como en formas y calidades. Se pueden encontrar algunas por 70 euros, pero muchas suben de los 100 y unas cuantas de los 200. En el Consell dan importancia a la calidad, a la comodidad del usuario (sea funcionario o no) y a la durabilidad del producto. Por eso, para determinadas funciones, se emplean en la institución numerosas sillas de oficina que rondan los 400 euros por unidad.

En septiembre del año pasado el Consell equipó una nueva aula de formación de la primera planta de la sede con 15 sillas para las cuales destinó una partida económica de 6.043 euros. La división sale incluso sin calculadora: 400 euros más unas monedas por cada unidad. Desde el equipo de gobierno aseguran que la adquisición no fue nada extraordinario, sino que se actuó por inercia, sin prestar una mayor atención ni espíritu crítico por aquello de la austeridad a este contrato menor. Se optó por un modelo similar al que usan ya los funcionarios de la casa, una silla ergonómica y de calidad. Una prueba de ello, afirman, es que muchas de ellas desarrollan su labor desde la inauguración de la sede del Consell de la plaza Biosfera, allá por el año 2002. Resisten, por tanto, décadas, vicisitudes y cambios de gobierno.

Son sillas de ruedas, con material transpirable, ergonómicas, con o sin brazos, cómodas, ligeras y funcionales. El equipo de gobierno afirma que en la compra de septiembre pasado no hubo indicación política en cuanto a precio o modelo, ni se lo planteó. Se hizo el encargo a los responsables del material, que optaron por repetir el tipo de silla que ya abunda en el edificio de Jardins de Malbúger. Queremos unas como estas, pues estas son y esto cuestan. Se siguió idéntica línea que en anteriores legislaturas, indican. Defienden desde el tripartito que es una silla de calidad, con una mayor esperanza de vida, de allí que el precio sea sensiblemente alto en comparación con otros productos similares. Desde 2002 las compras para atender esta necesidad han repetido coste y diseño. La compra de septiembre se hizo a una empresa local.

Otra cosa son las sillas más sencillas, de público de salón de actos, sin ruedas ni tanto componente ergonómico. Unas semanas antes de la compra de las 15 sillas de 400 euros se adquirieron sesenta unidades de estas más modestas para el Llatzeret, a 86 euros la unidad. Es más, en octubre de 2016 se incorporaron 55 unidades de asiento para Can Victori y el mismo islote, a 62 euros cada una. No son tan cómodas.