La Illa d’en Colom tiene 58 hectáreas y forma parte del parque natural de S’Albufera

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La complicada venta de la Illa d'en Colom a la empresa española Meruelo Investments SL se cerró el miércoles en una insólita reunión en la notaría de Alberto Vela en Maó, con un plan diseñado por el abogado y administrador único de Meruelo, José Lombardía Rodríguez. Su propuesta finalmente se impuso a una oferta planteada la semana pasada, por parte de la sociedad Fincolom en representación de un inversor francés. Esta oferta y la contrapropuesta de Meruelo han representado un incremento del precio de venta de 200.000 euros, ya que se ha cerrado por un importe de 3,2 millones, que se hizo efectivo el mismo miércoles en la notaría.

La primera oferta por la compra fue la de Meruelo Investiment SL por 3 millones de euros, formalizada por burofax el mes de diciembre, con una fecha para la firma, el 31 de mayo. Así habría transcurrido el tiempo que disponían las administraciones para ejercer su derecho preferente de compra. Algunos de los 16 propietarios seguían oponiéndose a la operación.

La semana pasada, por sorpresa, se formalizó una segunda oferta, por parte la sociedad Fincolom, en representación de un inversor francés cuya identidad no se ha dado a conocer, por un importe de 3,1 millones de euros. El ingeniero agrónomo Antoni Roca actuó como su representante. Él es quien ha gestionado todas las iniciativas en la Illa d'en Colom en las últimas dos décadas y es el representante de los propietarios en la junta del parque natural de S'Albufera, del que forma parte el islote.

La oferta del francés pareció calar entre los familiares y todos se mostraron de acuerdo en la firma ante notario, que se había fijado para el 30 de mayo, un día antes de la firma de la venta con Meruelo. Algunos pudieron haber simulado que estaban de acuerdo, a la vista del resultado final. Los abogados prepararon la documentación y las representaciones de los propietarios y el martes se depositaron los cheques por valor de 3,1 millones.

Pero con los 16 propietarios, en persona o por representación, en la notaría, a la cinco de la tarde, se presentó José Lombardía Rodríguez con otros dos abogados, quienes formularon una contraoferta de 3,2 millones y el permiso para que los familiares usen el islote hasta el mes de octubre. Se volvió a reproducir la división entre los propietarios hasta que el inversor francés retiró su oferta. Aún así, seguía viva la oposición de una parte con la venta a Meruelo. Finalmente, uno de los propietarios, Joan Pons Alzina, tras reunirse con Lombardía planteó la posibilidad de adquirir la parte de otros familiares. Eso y las posibles consecuencia en un proceso judicial sirvió para vencer la oposición y al final todos firmaron la venta.

También fue determinante que Meruelo pusiera los cheques con fecha del día sobre la mesa, mientras que la oferta del francés no se haría efectiva hasta superar los tres meses que de nuevo tendrían el Consell y Costas para ejercer un derecho preferente de compra.

Un final de película, sin que de momento se conozca qué quiere hacer con el islote su nuevo propietario.