Vista general de las instalaciones de la central eléctrica de Endesa en la colársega del puerto de Maó. | Gemma Andreu

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El Gobierno reserva 15 millones de euros para las obras proyectadas por Endesa para refrigerar las turbinas de la central térmica de Maó y reducir así las emisiones contaminantes de óxidos de nitrógeno (NOx) en un 75 por ciento. La orden por la que se otorga el régimen retributivo adicional ya está en trámite, la disposición fue dictada el pasado julio por la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, tal y como se confirmó ayer desde la Conselleria de Territorio, Energía y Movilidad, y se espera que sea definitiva este otoño, dado que la fase de exposición pública ya se ha cerrado. «Es una orden que hace dos años que se tenía que haber firmado y ahora vamos a contrarreloj», señaló ayer el conseller balear de Energía, Marc Pons, quien destacó la celeridad con la que el Ejecutivo de Sánchez ha abordado este problema.

Y es que el tiempo apremia. Si el 31 de diciembre de 2019 no se cumple la directiva comunitaria que exige la reducción de estas emisiones contaminantes España será multada.

La orden ministerial otorga el régimen retributivo adicional para la realización de las inversiones necesarias para adaptarse al cumplimiento de la Directiva 2010/75/UE del Parlamento Europeo y del Consejo. Se dirige a las instalaciones de producción de energía eléctrica existentes en los territorios no peninsulares, que son contaminantes y que deben adaptarse a la normativa comunitaria. En dicha situación se encuentran tres centrales: la de Maó, la de Barranco de Tirajana (Gran Canaria) y la de Granadilla (Tenerife). La inversión total autorizada en Menorca es de 15 millones de euros, y en el archipiélago canario 90 millones de euros, 45 en cada central.

El motivo por el que el Ministerio reconoce el régimen retributivo para las nuevas inversiones es que Balears, al igual que Canarias, tiene un sistema regulado por el Estado y cuentan con una reglamentación singular debido a sus características, al hallarse en territorios aislados.

El proyecto que debe abordar Endesa consiste en canalizar agua depurada desde la estación conjunta de Maó-Es Castell hasta la central situada en la colársega del puerto. Con ella se enfriará el proceso de generación de energía –mediante inyectores de vapor de agua en las turbinas–, y se devolverá el agua a la depuradora sin contaminantes, ya que está previsto instalar un sistema de ósmosis para asegurar la calidad del agua de retorno.

Con estas obras, que ya han empezado la tramitación administrativa tanto en el Consell para la declaración de interés general como en el Ayuntamiento de Maó para los permisos municipales, se podrá salvar, aunque apurando los plazos, la exigencia de la Unión Europea en cuanto a reducción de emisiones de óxidos de nitrógeno. Es un avance pero no es suficiente para el Govern, resaltó Pons.

«Esto servirá para cumplir los criterios en 2020 pero la central seguirá funcionando con fueloil y gasoil y nosotros desde el Govern seguimos reclamando el cambio al gas natural», afirmó el conseller de Energía. La compañía ya adelantó en diciembre de 2017 que la actuación para refrigerar las turbinas es necesaria tanto si se siguen usando los combustibles actuales como si en el futuro se utiliza gas natural.

El cumplimiento de la directiva en 2020 es necesario porque de lo contrario dejarán de poderse utilizar la mayor parte de los motores de la central de Maó.