Gabriel Escarrer presentando este viernes su proyecto para el Milanos-Pingüinos, un acto celebrado en el Meliá Cala Galdana | Sergi Garcia

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Meliá Hotels International mantiene intacto el proyecto de reforma que está tramitando para las torres del complejo hotelero Milanos-Pingüinos de Son Bou y ha anunciado que estaría dispuesto a rebajar tres pisos la altura de las dos torres en una futura segunda fase, siempre y cuando el Consell acepte modificar el Plan Territorial Insular para poder trasladar la edificabilidad a las dos parcelas laterales de primera línea de mar que son de su propiedad y que quedaron descalificadas con la aprobación definitiva del PTI.

El grupo hotelero hizo este viernes una presentación pública de sus planes para el único hotel de tres estrellas que le queda en su planta. No hay novedades. Pretende ejecutar las obras en el invierno 2019/2020 con una inversión aproximada de 40 millones de euros que implica mantener la actual altura de doce plantas, pero escalonándolas para crear habitaciones más grandes con terraza y trasladando los metros perdidos en los edificios principales a los edificios anexos. En balance supone un aumento cercano al 19 por ciento en el volumen construido, dentro de los límites que le permite la Ley Turística.

Esa reforma –la misma que está en tramitación en el Ayuntamiento de Alaior– permitiría al grupo incorporar el Milanos-Pingüinos a su oferta de lujo, subiendo la categoría de tres a cuatro estrellas superior, además de eliminar el régimen de ‘todo incluido’ y enfocarse hacia una comercialización más directa y menos dependiente de los turoperadores. El nuevo establecimiento generaría –aseguran– cien nuevos puestos de trabajo directos.

Hasta ahí la primera fase, para la que esperan conseguir licencia en breve, al entender que el Ayuntamiento levantará la suspensión de licencias que pesa sobre la zona una vez aparecidos documentos que acreditan la legalidad de las torres. La segunda fase, que requiere de cambios en el PTI –el Consell ya ha adelantado que serían difíciles de justificar– y la adaptación del Plan General de Alaior, solo se contempla en el caso de que puedan llevar a cabo la primera y, según confirmó uno de los impulsores del proyecto, el director general del área patrimonial de Meliá, Mark Hoddinott, la reducción «voluntaria» de tres plantas es lo máximo a lo que están dispuestos a llegar.

Con este segundo proyecto, que tendría un coste adicional de nueve millones de euros, Meliá pretende que el hotel se desdoble en dos establecimientos, uno de cuatro estrellas superior y otro de cinco estrellas. La construcción de las parcelas de los lados, un desarrollo que definen como «de baja intensidad», evitaría, según defienden, el desarrollo de 15 hectáreas de suelo rústico en el interior y contempla la «cesión» de un terreno de 800 metros cuadrados de protección medioambiental.