Plan de despedida. En su último pleno, el conseller Javier Ares defendió la aprobación inicial del Plan de Acción de la Reserva de Biosfera, documento que fue criticado por fondo y por forma por la consellera popular Salomé Cabrera | Gemma Andreu

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Las diferencias en el concepto de lo que conlleva la sostenibilidad y en la definición de la propia finalidad de una reserva de biosfera impidieron este lunes que el Plan de Acción de este distintivo aprobado en 1993 para Menorca iniciara su tramitación a partir del consenso político. El documento se aprobó de forma inicial con la abstención del PP, que defiende su necesidad pero reclama más participación y menos intervencionismo ideológico, además de más medidas para impulsar el desarrollo económico. El conseller Javier Ares defendió todo lo contrario. Ahora el plan se somete a un periodo de exposición pública de treinta días.

Desde la oposición, la consellera Salomé Cabrera lamentó que el Plan de Acción exceda los límites de lo que es la sostenibilidad para adoptar un perfil intervencionista y muy proteccionista, «no se preocupa de las personas», de lo que definió como el «otro medio» del medio ambiente. Expuso que la definición de una reserva de biofera «no habla de prohibir y limitar, habla de equilibrio, y esto lo echamos en falta». Cabrera acusó al equipo de gobierno de confundir «sostenibilidad con prohibición», lo que le ha abocado a una «fórmula que lleva al retroceso, menos trabajo, menos consumo, menos bienestar», algo que surge del hecho de tomar como punto de partida la ideología del equipo de gobierno. «Esto va en contra de los principios de la Reserva». Es más, dijo Cabrera, «no es el plan que Menorca necesita».

El conseller de Medio Ambiente, Javier Ares, en sus últimas horas en el cargo, defendió justo lo contrario. En su opinión el Plan de Acción, y el concepto de reserva de biosfera en general, «defiende el impulso económico con los recursos que tenemos, porque tiene que ser perdurable en el tiempo», sostenible tanto en el momento actual como «para las generaciones futuras». Negó el sesgo ideológico, con el argumento de que el modelo del plan redactado con criterios técnicos es el marco establecido desde organismos superiores que emanan de la Unesco. «El bienestar de las personas es indisociable del bienestar del medio, y esto se tiene que cumplir. Los espacios tienen que ser protectores de la sociedad, tienen que poder acoger a las personas, y si están degradados no lo hacen».

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