La oferta menorquina de viviendas en alquiler de larga duración sigue siendo muy inferior a la demanda. | Josep Bagur Gomila

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El veto a las nuevas licencias para el alquiler turístico en los principales núcleos de población de la Isla no está provocando, por el momento, el efecto esperado. La oferta de viviendas de alquiler de larga duración no aflora y encontrar una casa para vivir todo el año sigue siendo una misión muy complicada para el común de los menorquines. El sector inmobiliario denuncia que la mayoría de propietarios que alquilaban a turistas sin licencia han hecho oídos sordos a los cambios normativos. La razón, aseguran, es la falta de inspecciones por parte del Consell, que sigue sin hacer una campaña específica tres meses después de haber aprobado la delimitación de zonas aptas y 14 meses después de la entrada en vigor de la nueva Ley Turística.

La medida ha tenido efectos en el mercado inmobiliario, pero principalmente en la compraventa, con compradores interesados en viviendas que ya disponen de licencia, explica el gerente de Bonnin Sanso, Xisco Pons; sin embargo, en relación al mercado de alquiler para residentes, «sinceramente no se ha notado» a pesar de que esa era la previsión. Lo mismo opina Luis Armengol, de Fincas Armengol, quien considera que la oferta de alquiler no ha florado «para nada». Entiende que la gran mayoría de propietarios han optado por «arriesgarse», conocedores de que el Consell no tiene recursos para inspeccionarlos: «Muchos ocultan la localización y no ponen fotos de las fachadas». Los grandes perjudicados de la situación, los menorquines que buscan un piso de alquiler.

Es la misma impresión que tienen desde la inmobiliaria Casas en Menorca. Su responsable, Isabel Petrus, lo deja claro: «La oferta no ha aflorado porque no ha habido inspecciones, como lo alquilan y no pasa nada siguen haciéndolo». El resultado es el mismo que un año atrás. La demanda es muy superior a la oferta y las casas que salen al alquiler ni tan siquiera llegan a las webs, desaparecen antes, entre la red de familiares y amigos de los propietarios o entre las listas de espera de las inmobiliarias.

Un problema grave

«Estamos en una época en que ya podrían empezar a aflorar nuevas casas de alquiler, pero no está pasando y eso es un problema importante», explica Pons. Armengol comparte la gravedad de la situación, más en un momento en que la exclusión residencial vuelve a repuntar. En ese sentido, Petrus entiende que la vía para que emergiese más oferta de alquiler de larga duración podría ser incentivar fiscalmente la compra de viviendas con la condición de destinarlas al alquiler durante un número determinado de años.