Imagen de las instalaciones de la planta de Milà, correspondiente a 2016. | David Arquimbau

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La práctica totalidad de los residuos domésticos que llegan a la planta de Milà sin separar, mezclados en las bolsas de basura, acaban en el vertedero. Durante el ejercicio 2017 la proporción de deshechos recuperados en las mismas instalaciones para su reciclaje fue de una tonelada de cada mil, según se desprende de los datos de la memoria del Consorcio de Residuos y Energía.

La cantidad de residuos recuperados en Milà fue el año pasado extraordinariamente baja. Se rescataron para su reciclaje algo menos de 48 toneladas de papel (24) y vidrio (23,5) sobre un total de 47.614 toneladas que entraron en las instalaciones como «resto», es decir, sin haber sido separadas en origen. En 2016 la cifra fue cinco veces más alta, 247 toneladas, sobre un total de 45.833, poco más del 0,5 por ciento.

La razón del acusado descenso de 2017 ha sido, según explican desde el Consorcio, la provisionalidad con la que funcionan las actuales instalaciones de la planta de Milà, puesto que desde hace meses se están preparando para las inminentes obras de mejora que acometerá la nueva concesionaria, Cespa-Adalmo. Los antiguos equipamientos se han estado desmantelando y se emplea para la recuperación de residuos maquinaria provisional, en concreto un tromel (un bombo) que es tres veces más pequeño que el que había.

El objetivo es que con las importantes inversiones previstas en la planta de Milà el nivel de residuos recuperados en las propias instalaciones ascienda al 50 por ciento. Así al menos se explicitó en el pliego de condiciones de la nueva adjudicación, que está vigente desde hace casi tres años. Debería ser así por la aplicación de nuevas tecnologías.

No obstante, desde el Consorcio insisten en que lo realmente efectivo para evitar que los residuos acaben sepultados en el vertedero es separar en origen, puesto que la selección en la planta es compleja por cuestiones tan sencillas como la mezcla de estos. Así, por ejemplo, un cartón que en la bolsa han ensuciado restos orgánicos no puede ser apartado y reciclado.

El aumento de los residuos domésticos no separados y la entrada de otros tipos de deshechos no domésticos propiciaron el año pasado que acabaran en el vertedero 50.346 toneladas, lo que supone un considerable incremento del 14,7 por ciento respecto al 2016. Con un nivel de separación en origen y en planta del 50 por ciento, el objetivo marcado como óptimo en ambos casos, hubieran acabado en el vertedero poco más de 20.000 toneladas.