El notario Enrique Marí explica en qué consiste el oficio a alumnas del ‘Joan Ramis’ el pasado mes de marzo | Gemma Andreu

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Hace tres años eran ocho las notarías de Menorca y actualmente son seis. La nueva demarcación notarial establecida en el Real Decreto 140/2015 amortiza el diez por ciento de las plazas distribuidas por las distintas regiones españolas, dos de esas plazas son una de Maó y otra de Ciutadella, ambas de segunda clase.

La anterior demarcación provenía de 2007, en un contexto económico «de carácter marcadamente expansivo, pues sus primeros trabajos se remontan al año 2004». El cambio de esa situación a una de «profunda crisis económica» constituye la causa del reajuste.

Entre los criterios aplicados para determinar qué plazas se eliminan, de acuerdo con las comunidades autónomas, el Consejo General del Notariado y los decanatos territoriales y autonómicos, se contempla «mantener todas las notarías en las poblacionies con una única plaza demarcada». Este criterio ha salvado las plazas de Es Mercadal y Alaior, que reúnen tal característica, ambas de tercera clase.

La amortización fue automática en las plazas vacantes y progresivas en el caso de que estuvieran provistas. Ha sido el caso de Menorca, donde, por ejemplo, el despacho que ocupaba Cristina Sánchez-Corral en el Carrer Nou fue cerrado hace poco más de un año cuando la titular pidió el traslado a una plaza del distrito de Vigo.

Actualmente hay tres plazas de notarios en Maó, dos de los cuales comparten despacho, dos en Ciutadella y las citadas de Es Mercadal y Alaior.

La reducción es aún mayor si se compara con la situación de los años 90. Además de los notarios existían los corredores de comercio, con sendas plazas en Maó y Ciutadella. La fusión de ambos cuerpos en uno notarial único significó que en el primer caso hubiera cuatro plazas de notario y tres en el segundo.

La crisis implicó un auténtico desplome de las transacciones inmobiliarias y las operaciones societarias, dos de las principales fuentes de actividad e ingresos de las notarías, de ahí que el reajuste resultara imprescindible.

En ocasiones anteriores, era la propia evolución social la que provocaba cierres y nuevas aperturas. Así ocurrió en Alaior, donde existió una plaza, se cerró y se creó de nuevo hace unos años.