Las zanjas se van cerrando, pero no de un modo idóneo para los vecinos.

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La asociación de propietarios de Cala Llonga continúa con sus requerimientos y quejas ante el Ayuntamiento de Maó por lo que considera una inadecuado proceder por parte de la empresa que ejecuta las obras correspondientes a la primera fase de la instalación del alcantarillado. Pese a que se van manteniendo reuniones, el malestar entre los vecinos no ha menguado en absoluto.

Por ejemplo, lamentan desde la asociación que no se ha acabado ni una sola calle. En la primera que se abrió la zanja, la calle Bergantí, todavía está pendiente el asfaltado definitivo, con lo que sus residentes suman ya cinco meses de incomodidad. Cuestionan además la calidad del trabajo que se está realizando, así como el rastro de suciedad que están dejando en las zonas en las que se actúa.

En una de las recientes comunicaciones dirigidas por la asociación al Consistorio aseguran que «esto parece interminable y estamos de cada vez más desilusionados y preocupados».