Imagen de la deixalleria de Alaior, donde se acumulan restos de material que los ciudadanos separan para su posterior gestión | Gemma Andreu

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Menorca deberá hacer un esfuerzo para reducir los residuos que genera. Está lejos de los objetivos que marcan tanto la normativa comunitaria, como la estatal y, ahora también la balear. La Isla deberá generar 5.500 toneladas menos de basura en solo dos años. Así lo establece la primera Ley de Residuos de Balears que marca para el año 2021 haber reducido un 10 por ciento los residuos que se generaron en 2010. Y ese año la Isla se situaba en las 58.376 toneladas de residuos domésticos. Reducirla un diez por ciento supondría producir un máximo de 52.539 toneladas.

La generación de basura ha ido oscilando a lo largo de los años. La Isla nunca ha logrado situarse por debajo de las 53.000 toneladas. Y en 2017 (última memoria disponible) Menorca marcó distancias y volvió a situarse en cifras casi idénticas a las de 2010 (solo se han reducido un 0,5 por ciento), por lo que el objetivo se ha alejado. En 2017 la basura (residuos domésticos) alcanzó las 58.101 toneladas. Los ciudadanos se enfrentan a una carrera de fondo.

El Parlament aprobó ayer una norma «pionera» y que avanza en la línea acordada por los estados miembros. Regula todo el problema de la gestión partiendo de la evidencia de que «el mejor residuo es el que no se produce», señala el conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal. Esta ley «ambiciosa» declara la guerra a los plásticos y a los productos de un solo uso.

Pero trascendente será para Menorca la obligatoriedad que establece en cuanto a la recogida de la materia orgánica. Los municipios deberán recuperarla ya que, en estos momentos está bajo mínimos. Solo los ayuntamientos de Sant Lluís y Es Mercadal mantienen los contenedores marrones en las calles. Pese a ello, el Consorci de Residuos ni tan siquiera cuantifica la que se genera en el hogar. Lo poco que se separa llega con más impropios de lo que marca la ley y, por tanto, se hace inservible. Su recuperación es uno de los grandes handicaps del Consell y más con la reforma de la planta de Milà.

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El Ayuntamiento de Alaior ha dado un paso en este sentido. Está instalando una planta de compostaje comunitario para restos orgánicos y vegetales. Se ubica en las inmediaciones de la Carretera Nova. La iniciativa surge de las reuniones mantenidas con la Agenda Local 21.

La ley marca objetivos claros en cuanto a la separación de residuos. En 2021 los municipios deberán alcanzar el 50 por ciento de reciclaje de la materia orgánica, un porcentaje que alcanzará el 65 por ciento en 2030. Menorca debe ir de cero a cincuenta. Y deberá hacerlo a todo gas. Será otra carrera de fondo.

El Govern tiene claro el éxito de la recogida puerta a puerta en pueblos como Sant Llorenç des Cardassar o Esporles. Y su ejemplo puede servir de base para una futura implantación en la Isla. La ley apunta a esta forma para poder «garantizar los buenos resultados en la recogida» y que «avancen hacia sistemas no anónimos como es la puerta a puerta». El Consorci de Residus ya ha barajado esta opción.

La bolsa opaca, sin dueño, depositada en el contenedor, podría acabar siendo historia.