Xavier Arbona trabaja en Ports IB desde hace casi 3 años | Sergi Garcia

TW
7

El puesto de trabajo reservado para personas con discapacidad de Ports de les Illes Balears lo ocupa desde hace ya tres años el menorquín Xavier Arbona, vecino de Es Mercadal.

Arbona, de 38 años, sumará su tercera temporada como guardamuelles en el puerto de Fornells y reivindica que la administración portuaria haga efectivas las adaptaciones laborales que constan en sus últimos certificados médicos, basados en sus condiciones físicas. Un requerimiento en el que lleva insistiendo desde su entrada en la plantilla de Ports y que, según el joven, nunca se ha respondido de manera positiva. «Llevo tres años luchando para que se adapte mi plaza a los condicionantes de mi discapacidad física, que aunque constan por escrito en mis certificados médicos, nunca se han hecho efectivos», lamenta.

Las adaptaciones
Años atrás, Xavier Arbona sufrió un accidente que le lisió toda la parte derecha del cuerpo. «Se me cayó encima una pieza de vidrio que me cortó el costado derecho de mi cuerpo, cabeza, cuello, brazo y pierna», relata Arbona.

De ahí que los informes médicos de aptitud laboral (a los que debe someterse cada seis meses) concluyan que el joven es «apto» para trabajar, pero «con adaptaciones laborales» para sus funciones habituales.

Según citan los documentos médicos, Arbona tan solo puede manejar las embarcaciones del servicio portuario «siempre que esté con un compañero». Del mismo modo, tampoco puede suspender «cargas pesadas y voluminosas», si no es mediante sistemas mecánicos o, de nuevo, «con la ayuda de un compañero».

Además, y según la Evaluación de Riesgos de su puesto, tan solo podrá realizar las funciones citadas «siempre que tenga un apoyo directo en caso de emergencia».
La administración portuaria, por su parte, ha respondido que dado que el puerto de Fornells solo dispone de tres trabajadores en plantilla durante la temporada baja (de noviembre a abril), «es inviable» que el joven esté siempre acompañado, si se quieren garantizar los horarios de apertura y prestar los servicios mínimos del puerto.

Aún así, Arbona revela que durante la pasada temporada alta, época en la que hay cinco trabajadores, él siguió haciendo los turnos solo. «Eran tres guardamuelles por la mañana, y yo solo por la tarde», asegura. «Lo único que he conseguido es que se limite mi trabajo», señala Arbona, haciendo referencia a las funciones que desde Ports se la han restringido (hasta obtener los resultados de un nuevo reconocimiento médico). Desde el pasado mes de febrero, Arbona «no puede manejar la embarcación, no puede cargar pesos de más de 15 kilos, no puede amarrar aquellas embarcaciones que le supongan forzar el brazo incapacitado y, en caso de emergencia, debe ponerse en contacto con el encargado del puerto». Restricciones que, según el guardamuelles, no le permiten desempeñar bien su trabajo, a pesar de la responsabilidad que conlleva, como es el caso, por ejemplo, de la prestación del ervicio de auxilio cuando se hace necesario. «Si un barco se queda sin gobierno en el puerto, ¿qué debo hacer? ¿no coger la zodiac?», se pregunta. «Son cosas que me frustran mucho», agrega.

Ante la situación, Arbona asegura que ha llamado a todas las puertas (Inspección de Trabajo, comités de empresa, recursos humanos) y reclama que se adapte su plaza de una vez por todas.