Segundas Jornadas de Turismo del IME. El evento fue presentado por Alfons Méndez, como miembro del IME, y la coordinadora científica Josefina Salord, y contó con la presencia de la consellera de Movilidad, Francesca Gomis. | Pep Mir

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La mayor presencia de personas en la Isla en la temporada alta conlleva un incremento, superior en porcentaje, de la presión de vehículos. Es además, una movilidad más compleja por ser dispersa y no atenerse a horarios. Reducir el impacto de este movimiento de automóviles en favor de la sostenibilidad es un reto para el cual no hay soluciones claras, aunque claros deben ser, eso sí, los objetivos a abordar a largo plazo. Estas son algunas de las conclusiones de la sesión matinal de las segundas Jornadas de Turismo organizadas por el IME.

La realidad de partida fue dibujada por Anna Gallofré, del Obsam, en base a datos de 2018. La cifra de automóviles censados en Menorca crece a unos 2.000 anuales desde 2014, para situarse a finales del año pasado en 79.702. En verano, además, el IMD (intensidad del tráfico) en la carretera general se multiplica por tres respecto al invierno, un aumento que es superior en términos relativos que el de la presión humana, puesto que la estimada en agosto multiplica por 2,5 la de enero.

El profesor Óscar Martínez expuso que, además, con el turismo la movilidad pasa de ser concentrada y previsible a difusa y esporádica. «El coche por sí mismo no es malo, es malo si se utiliza mal, de forma masiva y en espacios sensibles».

Miquel Camps, del GOB, incidió en este último aspecto, relatando los efectos que las concentraciones humanas tienen en zonas de gran sensibilidad, un impacto demostrado porque medidas correctoras recientes han tenido resultados muy visibles. Además, dijo, se mueven por modas, «en los faros ahora los coches no caben en las puestas de sol». Para el catedrático Carles Carreras en Menorca se parte de la base de que «a los menorquines les gusta ir en coche a todos lados, incluso en trayectos cortos, porque de otro modo, ¿para qué les serviría?». Sergi Marí, economista, añadió que este comportamiento y la poca sostenibilidad de la situación actual se contradice con la declaración de Reserva de Biosfera.

Soluciones

De las jornadas no salieron soluciones claras, inmediatas y contundentes para reducir el impacto de la movilidad vinculadas al turismo, más bien pautas y objetivos. Para Óscar Martínez deben ser soluciones «a la medida del producto turístico», y que lo mejore («la movilidad debe ser parte del producto»), y desmontó alguna receta recurrente, «los vehículos eléctricos requieren una gran infraestructura, si todo el mundo tuviera y se enchufara a la vez, el sistema petaría». Además, «no se pueden copiar soluciones del transporte urbano, falta economía de escala, en zonas difusas el coche de alquiler es óptimo para el turista».

Antoni Masferrer, de la Asociación Balear de Empresas de Alquiler de Vehículos, confirmó esta última reflexión, «en estos hoteles pequeños que ahora predominan, ocho habitaciones son ocho coches alquilados», ante lo cual, dijo, las empresas poco pueden y tienen que hacer. No es su cometido. Camps opta por la ordenación en función de la sensibilidad y la capacidad de cada espacio, e instó a las empresas turísticas a no consumir aparcamientos de costa, «podrían facilitar el transporte a sus empleados». Citó el caso concreto de Cala Galdana. Marí abrió puertas como una regulación en la nueva Ley de Reserva o la disuasión impositiva, mientras que Macià Coll, gerente de Ciutadella Antiga, abogó por desdramatizar las situaciones difíciles y avanzar de forma progresiva. Para Marí, ante este tipo de retos, se impone la necesidad de «un marketing diferente, no basado en la demanda, sino en la oferta». Varios ponentes reclamaron liderazgo público a largo plazo, ajeno a vaivenes de cada cuatro años.

Segundas Jornadas de Turismo del IME. La convocatoria de ayer tuvo una buena respuesta por parte del público. El evento fue presentado por Alfons Méndez, como miembro del IME, y la coordinadora científica Josefina Salord, y contó con la presencia de la consellera de Movilidad, Francesca Gomis. Foto: PEP MIR