Imagen de una calle de Maó donde su plan general fija densidades muy bajas en el casco antiguo. | Javier Coll

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Los baleares necesitan 21,1 años de trabajo para comprar una casa y doce y medio si es de segunda mano. Además, los jóvenes deben dedicar el 123 por ciento de su salario para poder pagar el alquiler. A todo ello, hay que añadir que la economía se ralentiza y la edificación deja de crecer para estabilizarse.

Ante esta situación, el Colegio Oficial de Arquitectos de les Illes Balears (Coaib) propone una serie de medidas que permitan reducir todos estos indicadores y mitigar los problemas de acceso a la vivienda. Y entre ellas, la Demarcación de Menorca solicita que los tamaños de las casas actuales se adapten a los nuevos tipos de familia. Proponen que se permitan viviendas más pequeñas en aquellas zonas en las que la normativa obliga a tener un destacable número de metros cuadrados. Con ello, se lograría que el acceso a la vivienda fuera más asequible e impulsar la reforma de edificios en mal estado ubicados principalmente en los cascos antiguos. La medida lograría «incentivar la restauración y permitir la adquisición de viviendas por parte de aquellas personas que no tienen capacidad para comprar una cara», explica el presidente de la Demarcación de Menorca del Coaib, Enric Taltavull. Su objetivo radica en «flexibilizar densidades y usos» para «dar cabida a las nuevas unidades de vivienda para poca gente».

El problema más importante se encuentra en los cascos antiguos donde la densidad para una vivienda es mucho más baja que en los ensanches o zonas desarrolladas posteriormente. Esto «impide la rehabilitación de los edificios obsoletos», agrega. No sale rentable. Y aunque los arquitectos no han fijado un parámetro, tienen claro que «una cierta densificación podría evitar el deterioro de los edificios» y, por tanto, impulsar su reforma y rehabilitación.

El Govern ha iniciado la revisión del decreto de habitabilidad. Sería una vía para avanzar sobre ello. Aunque Taltavull apunta directamente al Plan Territorial y planes generales que son mucho más restrictivos que el decreto autonómico. A modo de ejemplo, Taltavull informa que el PGOU de Maó permite en el casco antiguo dos viviendas en fachadas de hasta 6 metros, tres viviendas en fachadas de hasta nueve y cuatro en fachadas de hasta 11,5 metros. Así, si tenemos un terreno de 16 metros de profundidad edificable, supondría, para tres plantas, unas viviendas de más de 130 metros cuadrados.

Caso a parte y excepcional es la zona de los cuarteles de Santiago y del polígono Verge de Gràcia donde se establecen superficies de 30 metros. Son dos zonas «muy densas», concreta Taltavull.

Apunta que el PTI fue «muy romántico», sin llegar a acertar en su apuesta. Aplica densidades muy bajas en los cascos urbanos, al estilo de la ciudad inglesa.