Implicados en la gestión del agua asistieron a la presentación del estudio ayer en Es Mercadal. | Javier Coll

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La contaminación por nitratos del agua de Menorca está originada principalmente por el uso de fertilizantes químicos, y en mucha menor medida es de origen orgánico, esto es, purines y aguas residuales, procedentes por ejemplo de animales (vacas, gallinas o cerdos), de pozos negros o fugas de las redes de saneamiento. Además esa contaminación por exceso de nitratos es acumulativa, por lo que en la actualidad estaríamos sufriendo el uso abusivo de abonos químicos realizado años, incluso décadas, atrás.

Estas son las principales conclusiones del estudio más completo realizado sobre las aguas subterráneas de la Isla, impulsado por la Agencia Menorca Reserva de la Biosfera y presentado ayer en el Centre de Convencions de Es Mercadal. Para el trabajo, que se inició a petición de la Comunitat de Usuaris d’Aigües de Menorca, se tomaron muestras de 17 pozos representativos con las que se realizó el análisis isotópico, y de otros seis puntos para estudiar el sustrato microbiológico. Estos 17 pozos se suman a los ocho que ya se habían analizado por encargo del Ayuntamiento de Maó.

El resultado es contundente y apunta a los fertilizantes químicos, bien sea los utilizados en la agricultura profesional o en la de ocio (huertos) e incluso en jardines, como el principal origen del exceso de nitratos, aunque «no se trata de buscar culpables», según sus autores. Así lo expusieron ayer Neus Otero, doctora de la Universitat de Barcelona, y Agustí Rodríguez Florit, geólogo de la consultora medioambiental Geoservei Illes Balears, ante un público formado por agentes implicados en la gestión del agua. Asistieron al acto la directora general de Recursos Hídricos del Govern, Joana Garau; Maite Salord, consellera de Medio Ambiente, y su director insular de área, Esteve Barceló, así como representantes de distintos ayuntamientos.

La contaminación por nitratos del agua destinada al consumo humano preocupa a los responsables municipales. Es Castell sufre las mayores concentraciones de este compuesto en sus aguas, también Maó, que ha sufrido una escalada de presencia de nitratos en pozos de Llucmaçanes y llega a los 199 miligramos por litro en Sant Climent. Prácticamente todos los municipios presentan el problema y el estudio de la evolución de los pozos indica que las concentraciones de nitratos permanecen constantes durante 20 incluso 30 años, algunos casos se remontan a los años 1970.