Restauradores y comerciantes han iniciado una recogida de firmas contra el cambio. | Gemma Andreu

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Hay una rebelión en marcha en el puerto de Maó y la cerilla que ha prendido la mecha, en estos delicados momentos de crisis sanitaria y económica, ha sido el último cambio circulatorio. El acuerdo entre el Ayuntamiento y Autoridad Portuaria para implantar el sentido único en la circulación, desde la Cuesta Corea hasta el final del aparcamiento de la Estación Marítima, se toma, según un grupo de empresarios de la rada que asegura ser el mayoritario, «para favorecer a una minoría del muelle de Llevant» pero será «la muerte súbita» del resto de negocios.

Esto es así porque, de no encontrar una plaza donde aparcar, los conductores deberán continuar hasta finalizar el puerto, tomar la ronda hacia el polígono y de ahí «meterse en el laberinto de calles de la ciudad» para volver a bajar al puerto. Posiblemente -temen y denuncian los restauradores y comerciantes que ya han empezado a recoger firmas contra la medida-, muchos clientes se den por vencidos y se dirijan a otras zonas de la isla donde cenar o pasar un rato de ocio. «Ecológicamente también es un disparate», denuncian.

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