Centre Catequístic Sant Miquel de Ciutadella | Josep Bagur Gomila

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La diócesis de Menorca ha dado conocer este lues, mediante un comunicado, la petición dirigida a una catequista del Centre de Sant Miquel de Ciutadella para que deje de impartir catequesis después de haber contraído matrimonio civil.

«Desde el Obispado -afirma- valoramos muy positivamente la tarea que Carme Mascaró realiza tanto en el Centre de Sant Miquel como en Cáritas Diocesana, donde está contratada como técnico» y a continuación manifiesta que «respetamos, aunque no compartimos, su decisión de contraer matrimonio civil con otra persona del mismo sexo».

En el comunicado se indica que «ser catequista es una misión que la Iglesia encarga a determinadas personas para que, en su nombre, enseñen la fe que ella profesa. No existe un derecho previo a ser catequista. Corresponde a la Iglesia valorar las cualidades que debe tener un catequista antes de confiarle o retirarle esta misión, sin que ello suponga discriminación ni exclusión».

En la nota difundida por el Obispado se pone el acento en que «en la comunidad eclesial, a medida que aumenta la responsabilidad de sus miembros, se exige un mayor grado de compromiso. Además de poseer unas cualidades objetivas por parte de los que ejercen algún cargo, también se valora mucho la ejemplaridad de vida que ha de ser un referente claro para los demás».

«Todos estamos llamados a la santidad y a vivir en comunión en el seno de la Iglesia, pero a la hora de incorporarse a una asociación o de ejercer algún cargo de mayor responsabilidad se pide un plus de credibilidad a la persona que ha de asumir una función específica, de manera que la misión que se encarga sea fructífera y que la persona en concreto no pueda suscitar ningún tipo de escándalo entre los fieles», asevera el Gabinete de Comunicación del Obispado de Menorca.

Señala que «nos situamos en el campo de la coherencia y de los principios; no de las penas ni de las exclusiones. Decir a una persona que no puede ser catequista o presidente de una cofradía no significa que se les considere separados de la Iglesia, ya que a pesar de sus circunstancias particulares siguen formando parte de la familia eclesial como bautizados, y como tales pueden y han de participar».

«En este contexto -afirma- se debe situar la respuesta del Obispado de Menorca ante la noticia de que se ha pedido a una catequista del Centre Catequístic Sant Miquel de Ciutadella que deje de impartir catequesis después de haber contraído matrimonio civil».

Y en este mismo contexto «de credibilidad y de coherencia nos sentimos responsables de garantizar a los fieles que la doctrina impartida en nuestras catequesis se corresponde con el pensar y sentir de la Iglesia. Los fieles tienen derecho a pedirnos que los catequistas estén bien formados y que sean coherentes con lo que enseñan».

Desde el Obispado se ha comunicado a Carme Mascaró que «queremos seguir contando con ella en las múltiples tareas que se realizan en el Centro Catequístisc: teatro, coro, tiempo libre, etc., y en todo aquello que no suponga enseñar la fe cristiana en nombre de la Iglesia».

Tristeza

Carme Mascaró Servera publicó el 17 de octubre un escrito en el Full Informatiu del Centre Catequístic Sant Miquel, titulado «És senzill compartir des de s’amor» en la que expone su alegría por el paso dado: «celebrábamos hace unos días, con gran alegría y agradecimiento, la alegría de amarnos junto con las personas que acompañan nuestro caminar». Explicó que «se ha de valorar a todas aquellas personas que han trabajado para recuperar unos derechos que nunca habíamos tenido, y que es importante haber dado este paso, con valentía y confianza».

También expresa su tristeza porque «poco nos imaginábamos que, paralelamente a esta alegría, se estaba comunicando a nuestra comunidad de Sant Miquel que, «fruto de casarme civilmente se me consideraba persona non grata para hacer hacer catequesis. No quisiera pensar que, además, es porque mi compañera de camino es una gran mujer. Desgraciadamente, no tenemos otra opción que permita casarnos».

En esta misma publicación el grupo de catequistas de Sant Miquel explican que «se nos comunicó que tendríamos que prescindir de una catequista» y exponen que «no es fácil asumir lo que nos piden. Cuestionan nuestra labor. ¿Somos buen testimonio de fe para los niños y jóvenes?», se preguntan. Concluyen transmitiendo un abrazo y el apoyo del grupo a Carme Mascaró.