Imagen desde el puerto de la ciudad de Maó, una de las que presenta más problemas de acceso a una primera vivienda. | Javier Coll

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La crisis económica derivada de la pandemia está recrudeciendo la situación de emergencia habitacional, abriendo todavía más la brecha social entre los que pueden y los que no pueden lograr la financiación necesaria para comprar una vivienda. Lo está advirtiendo el sector inmobiliario insular, que señala a los jóvenes y a las personas con menos recursos como el perfil más perjudicado, para el que reclaman articular ayudas públicas. En cambio, depositan sus expectativas de reactivación en el potencial de Menorca para atraer a clientes extranjeros y nacionales que quieran fijar aquí su segunda residencia. El mercado inmobiliario está cada vez más alejado de la población local y es más dependiente de la inversión foránea.

«La situación es especialmente preocupante para los grupos de población más sensibles que buscan su primera vivienda», advierte José Pons, director comercial de Bonnin Sanso.

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