El agua impide que se puedan emplear las máquinas. | Josep Bagur Gomila

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Los alumnos del ciclo de FP vinculado a la actividad agraria del IES Pasqual Calbó i Caldés de Maó se quedaron ayer de nuevo sin poder realizar sus clases prácticas. El motivo fue algo tan poco extraordinario como la lluvia. El edificio en el que se ubican los aparatos eléctricos que utilizan sufre a menudo filtraciones de agua que convierten en algo realmente peligroso el manejo de esta maquinaria. Los docentes no se atreven a emplearlos en estas condiciones.

Desde el equipo directivo del instituto comentan que llevan tres años reclamando una solución a la Conselleria de Educación, pero que ni siquiera han conseguido aclarar si debe ser el centro o el Ibisec quien asuma la actuación. «No tenemos respuesta, ni contestan», afirman. Están recabando presupuestos, pero estiman complicado poder gestionarlo y costear con su asignación los alrededor de 30.000 euros que calculan puede suponer el arreglo.

La fachada de este edificio anexo está deteriorada. De hecho, se ha precintado una parte del patio exterior ante el riesgo de desprendimientos. La cubierta está mal y esto impide la utilización de ciertas aulas cuando llueve como ayer, cuando se recogieron hasta 43 litros por metro cuadrado en La Argentina en Alaior, 42 en Ferreries, 39,9 en el aeropuerto o 33 en Es Mercadal.

El ‘Calbó’ no tiene suerte con las filtraciones. El polideportivo ya les dio muchos quebraderos de cabeza en este sentido. De hecho, la obra que se hizo para solventarlo está mal acabada. La subsanación de los defectos no puede ejecutarse porque constructora y Conselleria de Educación están inmersas en un litigio.