El buque de bandera de Togo "Elbeik", cargado con 1.800 terneros, este viernes durante la descarga de los terneros atracado en el puerto de Escombreras (Cartagena), después de fondear al sur de Menorca | Marcial Guillén

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Hace años que periódicamente aparecen cadáveres de reses en las costas de Menorca. Los crotales con que estaban marcadas permitieron en 2019 identificar el origen de tres vacas halladas en playas de Sant Lluís: Uruguay. Su travesía hacia el matadero había comenzado al otro lado del océano pero su puerto de destino, en Oriente Medio, obligó a esos cargueros a pasar por aguas baleares y menorquinas. Pero este tránsito y sus consecuencias no es controlado por la Administración autonómica. Hasta tres consellerias, Agricultura, Salud y Consumo (que realiza la analítica del agua de las playas) y Medio Ambiente han sido requeridas por este diario para que expresaran su postura, pero la respuesta es que no tienen competencias sobre esta cuestión.

Menorca está en la ruta de un tráfico comercial denunciado por organizaciones animalistas y que ha saltado a la actualidad debido al periplo del ‘Karim Allah’, que navegó más de dos meses por el Mediterráneo con 895 terneros a bordo después de que la mercancía fuera rechazada por Turquía. Algunos murieron a bordo y fueron lanzados al mar, el resto fue sacrificado en Cartagena.

Las condiciones de estos viajes son terroríficas (reses hacinadas, sin descanso), denuncia la entidad Igualdad Animal, promotora de una campaña para que la Unión Europea prohíba la exportación de ganado vivo y su transporte a larga distancia. Estos buques se dirigen a países de Oriente Medio donde, por motivos religiosos, desean terneras y corderos vivos para sacrificarlos de acuerdo con sus ritos. Obviamente sin que se apliquen las normativas de la UE para garantizar el menor sufrimiento de los animales, como es el aturdimiento previo. Una vez que son cargados en los buques, comienza una agonía que finalizará con prácticas crueles que no están permitidas en sus países de origen como España, que se ha convertido en un gran exportador de ganado vivo.

«No vemos posibilidades de mejora, estos desgraciados incidentes nos ponen sobre aviso de que ni España ni ningún otro estado miembro puede asegurar el bienestar de sus animales durante el transporte ni que se cumplan las normativas mínimas en los países de destino para su sacrificio», explica Silvia Barquero, directora ejecutiva de Igualdad Animal, «por eso hay una opinión unánime de las organizaciones europeas exigiendo a la CE y a los estados miembros que prohíban el transporte de animales vivos a Oriente Medio».

Pero el Gobierno de España, que por primera vez cuenta con una Direcció n General de Bienestar Animal, alienta este comercio desde organismos como el Instituto de Comercio Exterior. Ganado español es sacrificado en mataderos de Libia, Líbano, Turquía, Arabia Saudí, Jordania o Marruecos. El sacrificio masivo de los terneros del ‘Karim Allah’ obligó a cerrar el puerto de Cartagena y eso conllevó que otros 11 buques, cargados con más de 40.000 animales, no pudieran zarpar.

Otra de las consecuencias de este tráfico es la contaminación por el vertido de residuos. Purines (100 reses producen unos 55 litros de estiercol al día), mezcla de excrementos y paja, que se solidifican y al entrar en las redes de los pescadores las rompen y han motivado la queja del sector.