Celebración del Viernes Santo en el interior de la parroquia de Santa Maria en Maó | Santa Maria

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Las restricciones para contener la pandemia del coronavirus impiden, este año, celebrar las procesiones y otras expresiones de religiosidad y piedad popular en las calles y plazas. La Diócesis de Menorca ha vivido este Viernes Santo la Liturgia de la Pasión del Señor en el interior de los templos con una limitación del cincuenta por ciento de su aforo. Unos oficios austeros y con un profundo significado para los católicos, al conmemorar la crucifixión y muerte de Jesús. Un día de penitencia, ayuno y abstinencia en el que no celebra la Eucaristía.

Han participado los integrantes de las cofradías y las hermandades de Menorca, que han colaborado en la colocación -en lugar destacado en las iglesias de la Isla- de los pasos, símbolos e imágenes procesionales. En la Catedral, el obispo Francesc Conesa reflexionó, tras el sobrecogedor relato de Pasión, sobre el sentido de la frase «uno de los soldados con la lanza le traspasó el costado y al punto salió sangre y agua». Los padres de la Iglesia han visto en este hecho una referencia a los dos sacramentos fundamentales de la Iglesia: el bautismo y la eucaristía. «Del corazón de Cristo crucificado ha brotado la salvación. El agua del bautismo que nace de su costado, hace a los hombres nacer de nuevo y participar de su salvación y la sangre derramada por todos significa la Eucaristía, en la que se renueva el sacrificio de la cruz y se alimenta el pueblo de Dios», manifestó el pastor de la Diócesis de Menorca. Afirmó que «el simbolismo de este hecho es grande, porque del costado de Cristo nace la Iglesia. El agua y la sangre siguen brotando hoy del costado de Cristo, porque Dios sigue ofreciendo la salvación a todos los que se acercan a este misterio de la cruz, a quien contempla al hijo del hombre elevado sobre la tierra. A través de los sacramentos podemos participar de esa salvación y sumergirnos en el misterio de su muerte y resurrección». Ferrer nos interpela al proclamar que «esto nos compromete, en primer lugar, a anunciar la muerte de Jesús como fuente de salvación, porque sigue siendo una buena noticia para el ser humano. Hay que seguir plantando el árbol de la cruz en el centro de la sociedad, para que su vida alcance a todos». A continuación indicó el titular de la sede de Severo que «nos compromete, también, a estar cerca de los crucificados de nuestro tiempo, de los que padecen injusticia, discriminación, violen-cia, hambre o miseria». «Nuestra mirada a la cruz está incompleta si no miramos también esas otras cruces de los hombres», advirtió el obispo en la homilía del Viernes Santo. Las parroquias de Menorca acogen este sábado la Vigilia Pascual, la más importante de las celebraciones cristianas y acto nuclear de los oficios de Semana Santa, al conmemorar la resurrección de Jesús. Una ‘noche en vela’ que adquiere un profundo significado al recordar el pasaje bíblico en el que un grupo de mujeres llega al sepulcro para embalsamar a Jesús, que había muerto en la cruz. Pero no encuentran el cuerpo porque ha resucitado. Es el mensaje que adquiere su pleno significado y sentido el Domingo de Pascua de Resurrección. En la Vigilia Pascual sobresalen los símbolos del fuego y la luz, el agua, la palabra y la Eucaristía.
Brotó sangre y aguaCrucificados de nuestro tiempo

Este sábado se celebra la Vigilia Pascual, acto nuclear de la Semana Santa