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El Fondo Diocesano de Solidaridad puesto en marcha en mayo de 2020 ha ayudado a 210 familias en el último año, de las cuales el 43 por ciento son familias con hijos y un 26 por ciento son personas que viven solas.

Asimismo, el 33 por ciento son de nacionalidad española, un 52 por ciento de origen latinoamericano y el resto de otras nacionalidades.

Por poblaciones, se ha atendido a 137 familias de Ciutadella, 86 de Maó, nueve de Alaior, seis de Es Mercadal, 16 de Ferreries, tres de Sant Lluís y dos de Es Castell.

El Fondo de Solidaridad comenzó su andadura con una aportación por parte del Obispado de 100.000 euros y, gracias a la colaboración de las parroquias, entidades de la diócesis, empresas y particulares, hasta hoy se han sumado 68.927,88 euros a través de 120 donantes, una cifra que no se da por cerrada, ya que se continúan recibiendo aportaciones.

Tras un año en marcha, el Fondo de Solidaridad ya ha proporcionado apoyos económicos por valor de 93.267,11 euros (259 ayudas), así como 4.079,74 euros (22 ayudas) en ayudas de suministros y 89.187,37 euros (237 ayudas) en ayudas de alquiler, lo que deja un remanente de 58.379,72 euros para continuar haciendo frente a este año.

Desde el Obispado han recalcado que la gestión de estas ayudas a través de Cáritas Diocesana, y frente a la gran demanda, ha sido apoyada por dos trabajadores sociales durante seis meses, una en Maó y otra en Ciutadella. Este refuerzo ha tenido un coste de 17.281,05 euros.

"Lamentablemente son muchas las personas afectadas por la crisis económica que estamos sufriendo a causa de la COVID-19", ha manifestado el obispo Francesc Conesa, quien ha añadido que "como sociedad hemos de escuchar sus demandas y ayudarlos a superar las dificultades".