Turistas tomando el sol, el viernes en la piscina del hotel Artiem Carlos de Es Castell. | Gemma Andreu

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«Entiendo que los políticos quieran trasmitir optimismo, y en cierto modo es bueno, pero nosotros tenemos que ser realistas porque tenemos que salvar nuestras empresas». Con estas palabras el presidente de la Asociación Hotelera de Menorca (Ashome), Luis Casals, ponía ayer freno a dos jornadas de Fitur, la Feria Internacional de Turismo de Madrid, en las que han proliferado los mensajes muy positivos y se han generado expectativas sobre una temporada turística que, no obstante, desde la patronal del sector abordan como una transición hacia 2022, una campaña en la que deberán preocuparse de salvar los muebles, «cuadrar balances e intentar no tener pérdidas o tener las mínimas posibles».

Reconocen y subrayan que es muy positivo que las aerolíneas hayan reforzado sus operativas con el mercado nacional, con programaciones muy por encima de las de 2020 y que se asemejan a las de 2019, debido a la demanda que están registrando por volar a la Isla este verano. También los hoteles han visto crecer el número de reservas en el mercado nacional, pero Casals advierte de que «el mercado nacional no es suficiente para cubrir la temporada», más allá de establecimientos pequeños que trabajan fundamentalmente con ese mercado, a los que «les irá bastante bien», siempre que la pandemia no vuelva a torcerse.

Sin embargo, los hoteles más grandes que trabajan con paquetes turísticos no lo tienen todavía nada claro. «Hemos experimentado un incremento de reservas, pero solo del mercado nacional, las reservas de mercados extranjeros están muy por debajo de los niveles previos a la pandemia». Ello ha llevado a muchos hoteleros a ir retrasando sus aperturas y todo apunta a que será a partir de la última quincena de junio cuando ya haya un número importante de establecimientos activos.

El sector está pendiente de lo que ocurre con el semáforo de destinos del Reino Unido, pero el presidente de Ashome y recientemente miembro de la nueva ejecutiva de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), advierte de que, aunque el 7 de junio el Gobierno británico acceda a distinguir Menorca como destino verde, «habrá que esperar entre 10 y 15 días a que se reactiven las operativas, esto no es ser un destino verde y que ya al día siguiente empiecen a llegar los turistas, nos vamos casi a finales de junio».

Pocos dudan de que la temporada turística será netamente mejor que la del año pasado, pero de ahí a acercarse a la normalidad, al menos para el sector hotelero, hay un trecho muy grande. Esperan mejorar las ocupaciones, que «si el año pasado se movieron entre un 35 y un 45 por ciento, este con la visión más optimista llegarán al 60 por ciento», estimaciones siempre relativas a la media del global de los establecimientos y teniendo en cuenta que siempre dependerá de las distintas tipologías y modelos de negocio de la planta menorquina

Asegura que aunque han tenido que ajustar los precios para dar respuesta a la actual crisis, «no podemos entrar en una guerra porque los costes fijos son los que son». Además muestra su preocupación por cómo quedará el empleo tras «este impacto» y avanza que si bien las facturaciones se pueden quedar notablemente por debajo de un año prepandemia, la situación apunta mucho mejor para la temporada del año 2022, para la que sí revela que están recibiendo inputs muy positivos a tener en cuenta. Por último, ya a su regreso de Fitur, reflexiona sobre la necesidad de reforzar la unidad de acción entre el sector público y el privado como estrategia para convencer a los mercados turísticos.