La prohibición de uso de duchas, lavapiés y fuentes pública es una de las medidas incluidas en el plan aprobado. | Josep Bagur Gomila

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Sant Lluís ya tiene su hoja de ruta para actuar en caso de sufrir episodios de sequía. Tras superar el periodo de exposición pública, el llamado Plan de Emergencia para Sequía del municipio ha sido aprobado definitivamente y prevé acciones de reducción del consumo para cada uno de los tres escenarios de sequía, prealerta, alerta y emergencia. En este último caso, el más extremo, se pretende un descenso del 32 por ciento en los consumos domésticos en pisos, un 54 por ciento en chalets y un 50 por ciento en usos municipales, industriales y de servicios. Regar, llenar piscinas, limpiar coches y terrazas con mangueras son algunas de las prohibiciones que entrarían en vigor en caso de episodios de emergencia, nada habituales pero potencialmente factibles con el avance del cambio climático.

El plan ya prevé algunas medidas en caso de entrar en fase de prealerta, un escenario mucho más habitual en la que ya se ponen en marcha acciones preventivas y preparatorias como la activación de nuevos puntos de captación de agua subterránea, potenciación del uso del agua depurada, así como limitaciones para el riego en horario diurno, cierre de fuentes ornamentales y reducción de presión en fuentes de consumo y duchas públicas y también, en horario nocturno, en la red de distribución. El documento plantea en esta fase la posibilidad de revisar las tarifas de suministro «si se considera necesario como medida de gestión de la demanda».

Las restricciones se endurecen cuando se pasa a un estado de alerta, algo que no ha ocurrido al menos en los últimos 40 años. En este caso se introduce la prohibición del uso municipal de agua potable para riego de jardines y zonas verdes y la limpieza viaria. En el ámbito doméstico se veta el llenado de piscinas (más allá de la reposición de pérdidas), cualquier tipo de limpieza (terrazas, coches, embarcaciones) con manguera, las duchas y lavapiés de las playas y las fuentes ornamentales. Ya se introduce en este escenario la posibilidad de ordenar cortes de suministro y el cierre de tomas domiciliarias en el caso de que no haya sido posible reparar fugas. También el riego sufriría fuertes restricciones, restringiéndolo de las ocho de la tarde a las ocho de la mañana.

En el último escenario, el de emergencia, se mantienen restricciones pero endurecidas, haciendo prevalecer el uso del agua para consumo humano. En esta situación ya queda totalmente prohibido el riego, tanto de carácter público, como privado, además de determinados cultivos de regadío. El llenado de piscinas se prohíbe tanto total, como parcialmente y se obliga a los domicilios aislados de la red a reducir un 30 por ciento el consumo de agua de sus pozos. También se prevén cortes de suministro temporalizados y la distribución de agua a población sensible mediante camiones cisterna. Se prevé una coordinación entre personal técnico municipal, la policía local y otras fuerzas de seguridad para vigilar el cumplimiento de las medidas.