Dos mujeres se protegen con un paraguas de la lluvia que lleva quince días sin dar tregua en la Isla | Gemma Andreu

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La lluvia recogida en la primera mitad de noviembre en Menorca es ya más del doble de la que se suele registrar en todo el mes. Han caído de media 173 litros por metro cuadrado, cuando lo habitual son 78 litros por metro cuadrado, y el agua ha sido recibida como la mejor bendición para el campo, que venía de padecer una dura sequía. «Ha venido muy bien, los payeses estaban sembrando para los pastos y cuando se seque un poco más la tierra, la hierba habrá crecido para las vacas», explica Margalida Llambias, secretaria general del sindicato agrario Unió de Pagesos de Menorca (UPMe).

El secreto está en que tanto con Blas, la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) nombrada el 5 de noviembre y que permaneció sobre Balears hasta el 13, como con el frente frío inmediatamente posterior —de hecho se han solapado en el tiempo—, «ha llovido bien» para los agricultores. No ha habido precipitaciones violentas ni trombas de agua como la de septiembre, que destrozan cultivos y arrastran la tierra. Durante estas dos semanas la lluvia «cae poco a poco, se filtra» y de esa manera favorece los cultivos de raigrás que después saborean las vacas lecheras. Esto supone un importante ahorro para las fincas, tanto de pacas de hierba seca como de pienso para las reses, que además gozan de la alimentación sueltas en el campo. Una vaca consume aproximadamente entre el 10 y el 14 por ciento de su peso en forraje fresco al día, pastando de 8 a 10 horas, aunque mucho de ese aporte alimenticio es agua, aún así, se trata de una importante cantidad y por ello la lluvia es tan necesaria para los prados menorquines y las explotaciones ganaderas.

«Estamos contentos porque veníamos de una fuerte sequía, en abril y junio cayeron cuatro gotas», comenta la dirigente de Unió de Pagesos, «aún no se ha comenzado con otros cultivos pero la tierra está ahora esponjosa para poder arar con los tractores y plantar el cereal que se cosechará el año que viene».

El punto de partida meteorológico hasta que Blas irrumpió sobre las islas era un otoño más seco de lo habitual. En Menorca las reservas hídricas en octubre estaban al 51 por ciento y en Balears al 47 por ciento, con algunos puntos en situación de prealerta por sequía. Octubre fue un mes seco en la Isla, con precipitaciones de 39,6 litros por metro cuadrado, un 43 por ciento menos de lo habitual en el mismo mes de 2020.

La alerta continúa

Menorca sigue este miércoles en alerta amarilla por fenómenos costeros y aunque la situación tiende a mejorar, se prevé un fin de semana con lluvia débil, aunque ya sin alerta de la Aemet. En esta primera mitad de noviembre casi se ha alcanzado el récord del noviembre de 2001, cuando se registraron 251,4 litros por metro cuadrado. En Es Mercadal hasta este martes había llovido 2,5 veces más de lo habitual en noviembre, con 222 litros por metro cuadrado.