Luis Carcedo, ex ministra, expone sus argumentos con Susana Mora y Marc Pons en primera fila.  | Gemma Andreu

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Las tres mesas redondas organizadas ayer en el Centre Bit de Alaior por el PSOE de Menorca sirvieron para rearmar los argumentos de los socialistas para plantar cara a tres importantes retos, de presente y de futuro, como son la desigualdad, la sostenibilidad y el populismo.Este análisis y revisión de sus fundamentos teóricos sirvió además de refuerzo de la autoestima de la familia socialista, que respondió a la convocatoria con una asistencia generosa. No en vano, una de las conclusiones fue que la socialdemocracia es el camino más fiable para acometer estos desafíos. Se empiezan a poner así las bases del próximo cuatrienio, que comenzará en el congreso de enero, con «una perspectiva en temas capitales para seguir trabajando de forma conjunta», como dijo la secretaria general del partido, Susana Mora.

Bienestar

La exministra Luisa Carcedo abrió fuego en la mesa sobre el estado del bienestar. Apuntó la necesidad de «recalibrarlo». Para ello, dijo Carcedo, existe el escollo del neoliberalismo «que tanto cuesta combatir». Para superarlo, llamó al socialismo a rebatir «el discurso de que bajar impuestos es positivo» y defender que «los servicios públicos son un factor fundamental de estabilización social». Carcedo indicó que la lucha contra la desigualdad debe ser la quinta pata del estado del bienestar, con una pandemia que ha introducido nuevas variables.

Pau Marí-Klose, ex alto comisionado contra la pobreza infantil, analizó os nuevos perfiles de la pobreza, con un «rejuvenecimiento» y el hecho que la participación en el mercado laboral no la evita de por sí. Marí-Klose criticó la meritocracia que «ha socavado la cohesión social» y la visión de la pobreza como circunstancial,«sus cicatrices se van arrastrando toda la vida».

En opinión de Francisco Javier Moreno, doctor en Ciencias Políticas, la covid-19 ha puesto de relieve las lagunas del sistema, con dificultades para paliar las desigualdades que florecen en tiempos de crisis. Consideró «básica» una política fiscal que abandone la creencia de que «el nivel impositivo es ya el máximo», así como desacreditar los peligrosos discursos que asocian migración, prestaciones    y el premio a la pereza, falsos estadística en mano.

Economía y territorio

El profesor de Economía AplicadaFrancesc Trillas animó al PSOE a liderar la apuesta ecologista como ha hecho con el feminismo, porque «la gente quiere saber que tiene futuro en su territorio». En la mesa redonda sobre economía y entorno apuntó a la responsabilidad compartida de una sociedad cada vez más compleja.Para ello hay que ofrecer «esperanza» y «mecanismos para que la gente desarrolle sus capacidades», se sienta valorada, algo en lo que los agentes económicos son necesarios, «las empresas deben implicarse en el territorio».

María Francisca Casado, profesora de Economía y Empresa, desgranó el cambio de modelo turístico en pandemia, momento que supone «un punto de inflexión, no se trata de dejar de crecer, sino de crecer de forma más inteligente, sostenible». Abordó la transición del turismo masivo al personalizado, «hay que hacer otro tipo de oferta que se adapte al nuevo turista, que es responsable, activo, incluso regenerativo».

Alfred Pastor habló, como habitual de la Isla, con conocimiento de causa local y estableció una comparativa con la capacidad de adaptación de Andorra. Sobre Menorca se mostró partidario de que en turismo «tiene que haber un límite, ha llegado el momento en que esto se puede hacer». Advirtió que estos cambios son lentos y requieren del consenso.Pastor rechazó el uso de la palabra «cutre» equilibrio, y propuso hablar de armonía, «con voces distintas y tensiones entre ellas, hay que aprender a resolverlas».

Populismo

En el debate sobre populismo abundaron referencias, sobre todo veladas, a Podemos (entre otros), con el que el PSOE vive lo que la profesora Alicia García definió como «hostilidad fraternal». Antes, Ramón Sánchez, ex delegado del Gobierno en Menorca, señaló que «la cultura democrática está en crisis» con un populismo que nace de la «tensión entre el pueblo y las élites, en torno a un líder siempre enfadado». Alicia García prefirió hablar de «tensión entre la política institucional y lo político», que aprovecha el hecho que hay gente que no siente atendidas sus necesidades. García apostó por dar a este fenómeno «una respuesta política institucional, no sirve de nada demonizarlo», una reacción que debe partir del «estado social, dialogante». Cerró las intervenciones el ex presidente del Senado Manuel Cruz.Señaló como inherente al populismo y a las dificultades actuales de la democracia «un déficit de deliberación», práctica que «no es fácil en tiempos de emotivismo, en que las incertidumbres de la razón han sido sustituidas por las certezas del corazón,» y de «tacticismo extremo».