Una mujer se realiza una prueba rápida de detección del VIH en la sede de la asociación contra el sida en Mallorca. | Archivo

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El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) no está ya bajo el foco informativo ni es tema central de conversación, pero contagia como hace 40 años y, lo que es peor, «sigue siendo una infección que convive con el estigma y la discriminación», asegura Isabel Capó, psicóloga y sexóloga de la Associació de Lluita Anti-Sida de Balears (ALAS) en Mallorca y en Menorca. Tanto es así que algunas personas en la Isla presentan dificultades para acceder al servicio que esta entidad presta, desde 2019, en un espacio cedido por el área de medicina interna en el ‘Mateu Orfila’ «por miedo a encontrarse con gente conocida en el hospital».

Por ello, con motivo del Día Mundial de Lucha Contra el Sida, que se conmemorará el miércoles 1 de diciembre, Isabel Capó considera que las catorce personas atendidas durante 2021 en su servicio de psicología del hospital, «son una buena cifra», teniendo en cuenta la carga discriminatoria que supone todavía la infección por VIH, especialmente en una isla pequeña como Menorca «en la que todo el mundo se conoce», asegura. Este es un reto para la entidad, que mientras en Mallorca tiene sede y realiza pruebas rápidas de VIH, sífilis y hepatitis C (VHC), en Menorca no cuenta con sede y el único servicio presencial que brinda es la atención psicológica una vez al mes.

En total hay 240 personas que viven con VIH en Menorca, son seropositivos en seguimiento por medicina interna del hospital. Es una cifra aproximada y la única de que se dispone ya que los registros del Servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública delGovern no se han actualizado desde 2019. Ese año los nuevos diagnósticos de infección por VIH acumulados (2003-2019) eran 2.600 en Balears y entre ellos 105 en Menorca.

Los últimos datos de que se dispone a nivel    balear de la epidemia concluyen que el porcentaje de nuevas infecciones por relaciones heterosexuales y homosexuales están casi a la par. Un 46 por ciento contrayeron el virus por relaciones homosexuales y un 43 por ciento por encuentros heterosexuales. La vía de transmisión que desde hace años ha disminuido de forma considerable es la parenteral, a través de sustancias inyectables.

Prácticas de riesgo

La psicóloga y sexóloga de ALAS recuerda que son las prácticas y no las personas o su orientación sexual lo que motiva el contagio. En este sentido cree que la educación afectivo-sexual «es una signatura pendiente» entre los más jóvenes, «de nada sirven acciones aisladas», apunta, que en ocasiones, aunque con buena intención, «propagan la idea de que la sexualidad es algo peligroso y que hay que temer». Capó opina que hay que hablar de prevención desde una visión positiva de la sexualidad.