Una consumidora revisa el ticket de su compra a la salida de un supermercado. | Gemma Andreu

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El estallido de la guerra de Ucrania a finales de febrero desencadenó una crisis energética mundial que lleva alterando los precios durante todo el año.

La tasa de inflación interanual ha escalado en España hasta el 10,8 por ciento el pasado mes de julio según los datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE), los cuales se confirmarán de forma definitiva a mediados de agosto. En el último mes el aumento ha sido de otras seis décimas.

La gente de a pie busca soluciones hasta debajo de las piedras, ya que se trata de una situación sin apenas precedentes. Tendríamos que remontarnos hasta septiembre de 1984 para ver algo parecido. Incluso, hay personas que comentan que hasta han cambiado de supermercado habitual tratando de encontrar productos más baratos.

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La cruda realidad
Este incremento en los precios se nota cada vez más en el día a día de los menorquines, que se topan de frente con la realidad cuando reciben la factura de la luz, van a hacer su compra rutinaria o acuden a repostar con su vehículo a la gasolinera.

En general, esto se traduce en una mayor precaución a la hora de comprar. La gente presta más atención a los precios que antes e intenta ajustarse esencialmente a aquello que tiene apuntado en la lista de la compra. Los caprichos se reducen casi a la mínima expresión.

Sin embargo, existen casos en los que la inflación no parece ser un problema de momento. Algunos se ven aún poco afectados por la subida de precios, aunque reconocen que, de mantenerse el ritmo, a lo mejor sí que tocará apretarse el cinturón.

El apunte

Magdalena Pelegrí, profesora y administrativa: «Estoy mucho más atenta a las ofertas y cupones de descuento»

«Me fijo bastante en los precios. Incluso, los comparo entre supermercados, estoy atenta a las ofertas que hay y a los cupones que me dan. Escojo entre una variedad de marcas que son de confianza y sí que he tenido que dejar de comprar algunos productos».

El apunte

Pau Camon, profesor: «Si el precio es excesivo sí que me decanto por otro producto»

«En principio, me miro más el precio de cada producto: si ha subido, si se mantiene… Y si ha subido mucho, intento decantarme por una marca algo más económica. Con una familia de cuatro, más o menos una vez a la semana toca rellenar nevera, así que hay que fijarse bien».

El apunte

Osvaldo Correche, jubilado: «No he cambiado mis hábitos de consumo para nada»

«Los primeros días me intenté fijar en la evolución de la subida para ver si era tan bestia. Pero hasta ahí. En mi caso nunca me han gustado las marcas blancas, así que continúo comprando lo mismo. Igual me lo replanteo si sigue subiendo, pero nunca he comprado por comprar».

El apunte

Margarita Pons, funcionaria: «Te fijas en los precios un poco más que antes»

«Te fijas y la verdad es que te das cuenta de que antes comprabas cosas que a lo mejor eran innecesarias. Aún así, siempre acaba habiendo ese capricho. Las cosas básicas las sigues comprando, pero lo que digo, no nos damos cuenta y cogemos cosas que no necesitamos».

El apunte

Julio Augusto Fernández, jubilado: «Sigo comprando los mismos productos, pero limitándome»

«Cuando te pones a hacer la compra periódica, te intentas restringir un poco más porque vas ajustado de dinero a comprar. Me gustan determinados productos, así que no comparo mucho entre marcas. Lo único que si antes compraba tres, pues ahora solo cojo uno».

El apunte

María Ángels y Damián: «Sobre todo se nota en la economía del hogar»

«Comparamos más. Ha subido todo una barbaridad: ya sean productos de limpieza, productos frescos o hasta la arena del gato. Se nota mucho en la economía del hogar. Aunque intentes comprar más barato y ajustarte a la lista, al final gastas mucho más».

El apunte

Carmen Lahiguera, jubilada: «He bajado mi consumo y me ajusto a lo que necesito»

«Siempre me miro los precios porque una jubilada no puede ir gastando el dinero así como así. He bajado el consumo y me ajusto más a lo que necesito, así que voy seleccionando. Me da rabia que se aprovechen de esta situación para apretarnos aún más a los de siempre»

El apunte

Álvaro Sevillano, funcionario: «No me está afectando realmente en mi compra habitual»

«La inflación no me está afectando demasiado en cuanto a las cosas que compro. Hay productos que aún me puedo seguir permitendo, pero de momento. Si sube mucho más, pues ya veremos. No me privo en lo que sería la alimentación. En otras cosas a lo mejor sí»