Un paciente en la sala de espera del centro de salud de Dalt Sant Joan de Maó. | Gemma Andreu

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El paso de la pandemia ha aumentado la presión sobre la Atención Primaria de la sanidad pública, que acusa el incremento que registra la mayor demanda. Como consecuencia de ello, los médicos de familia soportan una sobrecarga de trabajo, pero de momento no supone un exceso, según admiten los médicos consultados.

La demora media que ha de esperar un paciente para ser atendido se sitúa en 48 horas en la mitad de las consultas y en el resto no supera en ningún caso los siete días, asegura Txema Coll, director de Atención Primaria. El dato lo corroboran tanto Mateu Seguí Díaz, titular de la Unidad de Salud de Es Castell, quien explica que no hace esperar a sus pacientes más de uno o dos días, como Juan Andrés Bernabeu, delegado de CCOO, que habla de un promedio de entre cinco y diez días.

Rebajar el tiempo de espera

El reto que se plantea el Área de Salud es precisamente rebajar el tiempo de espera, «es un tema que viene lastrado por la covid y hemos de superarlo ya», asume Coll, quien recuerda que no es un problema de más dotación facultativa sino de organización y esta incluye aprovechar mejor los recursos de enfermería. Hay en Atención Primaria tantos médicos de familia como enfermeras.

En el panorama actual de la Atención Primaria menorquina no se perciben indicios de que la movilización en este colectivo profesional que ha comenzado en Madrid y amenaza con extenderse a otras comunidades llegue a la Isla. La situación es distinta, según admiten todos los profesionales y directivos consultados.

Sin embargo, no se descarta que haya una réplica de la protesta que se prepara en Palma para todo el ámbito balear. El Fòrum d’Atenció Primària, que agrupa al Colegio de Médicos, Simebal y otras cuatro asociaciones profesionales de medicina de familia y pediatría, hablará hoy de «la alarmante situación que padece este nivel asistencial en nuestra comunidad, así como de las medidas urgentes e inmediatas que ha hecho llegar a la Conselleria de Salud para revertir este grave panorama», según explica en una convocatoria a los medios informativos realizada ayer.
Hasta este mediodía no se sabrá si esa exposición se materializará en algún tipo de protesta y el ámbito que alcanzará la misma. Seguí admite que la situación en Mallorca es efectivamente más grave, «conozco compañeros con agendas diarias de hasta 70 consultas», señala. Él dice recibir cada día 38 pacientes, «antes de la covid eran 26 o 27», dato revelador del fuerte incremento registrado este año.

Entiende que más de 25 visitas diarias no garantizan una buena atención. Ese era el espíritu de la Plataforma 10 minutos que hace más de una década reivindicaba precisamente contar con más tiempo de atención por usuario y, por tanto, una agenda no tan llena como la que abordan a diario. «Hoy esa plataforma y su simbólica reivindicación ha quedado diluida entre las reclamaciones generales, pero los diez minutos no dejan de ser un tiempo escaso», declara Barnabeu.

Sobre Primaria repercute también la falta de atención de algunas especialidades, pacientes en seguimiento olvidados durante la pandemia que acuden otra vez a su médico de familia.

Accesibilidad

Otra de las causas del incremento de la demanda tras la covid es la accesibilidad, que es generada por la oferta. «La postpandemia ha creado un exceso de visitas y los médicos también somos más accesibles», comenta un facultativo de Dalt Sant Joan.

Txema Coll reconoce que las consultas diarias que recibe un médico de familia están por encima de las 30, «aunque han bajado desde el mes pasado» y actualmente se sitúan en torno a esa cifra. La presión varía en función del momento, del médico y del centro, según reconocen todas las partes que participan en este proceso de atención, que incluye la que se realiza por teléfono. De momento, no hay visitas telemáticas, aunque no se descarta su implantación futura.

La atención telefónica, que vino con la covid, se ha reducido al haber vuelto la presencialidad pero se ha quedado, alivia las salas de espera, aunque no la jornada del facultativo. Casi la tercera parte de las consultas son atendidas de este modo, que «bien utilizado resulta muy eficiente», asegura Coll.

Sobre el número de tarjetas sanitarias por médico que hay en la Isla considera que la relación actual es bastante moderada, si se tiene cuenta que en algunos momentos ha estado por encima de las 2.000. Ahora la proporción se sitúa en un promedio de entre 1.600 y 1.800.

El apunte

«Si no funciona la atención primaria, se colapsan las especialidades»

Los sindicatos mantienen «la reivindicación de siempre, dedicar a Atención Primaria el 25 por ciento del presupuesto público de la sanidad, ahora estamos en torno al 12», explica Juan Andrés Bernabeu, delegado de CCOO.

Argumenta esa reclamación en la importancia que tiene el médico de familia, que es el primero al que acude el enfermo, «son necesarios más medios y personal para evitar el cuello de botella, si este primer frente falla, se colapsan las especialidades, hay que darle la importancia real que tiene». Alude a casos como la pandemia, la violencia de género y otras patologías que se detectan en este primer contacto con los profesionales sanitarios. Desde su punto de vista, faltan médicos y enfermeras, «se trata de un problema estructural que no ha sido abordado. Si el servicio de Atención Primaria está bien dotado, el paciente es mejor atendido y, por otra parte, canalizar con antelación los problemas sociales que van surgiendo», asegura el representante sindical.