MENORCA - CELEBRACION DEL Dia Mundial por la Seguridad y la Salud en el Trabajo. CAMARERA DE HABITACIONES. | Josep Bagur Gomila

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La reforma laboral ha tenido un efecto balsámico para miles de trabajadores de temporada -sobre todo del sector turístico- que este año han estrenado contrato de fijo discontinuo. Les permite afrontar un invierno especialmente duro, con los precios y las hipotecas por las nubes, con garantías de que cuando llegue la próxima temporada recuperarán su puesto de trabajo o de que, si no es así, tendrán derecho a la indemnización por despido improcedente.

La figura de los fijos discontinuos no es ni mucho menos una invención de la reforma laboral. Es una tipología de contrato que se viene firmando en Menorca desde hace décadas, pero que hasta el momento eran minoritarios en sectores con una alta estacionalidad como el turístico. Ahora la reforma laboral obliga a aquellas empresas que tienen necesidades de mano de obra estacionales a contratar a los clásicos eventuales de temporada como fijos discontinuos, pasando así a formar parte de la plantilla y contando con los mismos derechos que una persona trabajadora indefinida.

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Los efectos de la nueva normativa se hacen evidentes en las estadísticas de afiliaciones por tipo de contrato que publica el Institut d’Estadística de Balears (Ibestat), especialmente en aquellos sectores más directamente relacionadas con la actividad turística, la más estacional. En julio del año 2021, las empresas de los dos grandes sectores que dan empleo en verano, la hostelería (alojamiento y restauración) y el comercio, sumaban 5.102 afiliados con contrato fijo discontinuo, que representaban el 38,7 por ciento de sus empleados. Un año y una reforma laboral después esos mismos sectores han sumado 11.201 trabajadores fijos discontinuos, que ya suponen casi el 70 por ciento de sus empleados.

Esos miles de trabajadores que han pasado de eventuales a fijos no han notado grandes cambios en los periodos de empleo, pero sí que han ganado garantías de que podrán recuperarlo. Otra cosa son los empresarios. Muchos de ellos se han visto obligados a contratar como fijos a trabajadores sin saber cómo se desenvuelven durante la dura temporada.

El apunte

El ‘baile’ invernal de los empleados de temporada entre la ayuda y la prestación

Los trabajadores de temporada se ven abocados cada invierno a jugar entre las opciones que la normativa les da cuando dejan de trabajar. Necesitan acumular seis meses de empleo para tener derecho a seis meses de subsidio por desempleo (poco más de 400 euros). Pero muchos renuncian a esa cantidad para poder seguir sumando meses de trabajo. No en vano, al llegar al año de empleo sin cobrar subsidio tiene derecho a cuatro meses de prestación por desempleo, el clásico paro.