Palacete residencial, en la plaza Joan de Borbó | Josep Bagur Gomila

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Entre los bienes inmuebles que poseía el promotor ciutadellenc, Juan Ignacio Balada, el palacete cuya fecha de construcción se sitúa en 1996, es posiblemente el más preciado, pero paradójicamente es el único que se mantiene inutilizado desde su fallecimiento. Era hasta entonces, la propia residencia del empresario.

A pesar de que nadie viva en esta morada ni tampoco tenga otro uso conocido, su estado de conservación es bueno porque una empresa se encarga de su mantenimiento.

El Ayuntamiento, tras acuerdo plenario, solicitó a la Casa Real la cesión de este edificio ubicado en la Plaça Joan de Borbó, que en el reparto de la herencia les correspondió a los ocho nietos de los reyes eméritos, mientras que el resto fue a parar a la Fundación Hesperia creada por Felipe VI y Letizia.

La solicitud de la cesión la hizo el Ayuntamiento en junio de 2021, doce años después de la muerte de Ignacio Balada. El propósito era ampliar los servicios asistenciales del Consistorio, como explicó la alcaldesa, Joana Gomila. Tanto la planta baja como su patio interior habrían sido ideales para adecuar un centro de día o una vivienda tutelada para gente mayor más autónoma, sostuvo.

Pero la respuesta de la Casa Real, notificada tres meses después, fue negativa. Adujo que la titularidad del edificio corresponde a los ocho nietos y que eran ellos quienes debían decidirlo. Dado que algunos eran todavía menores de edad, el proceso de cesión era complicado porque habrían precisado el consentimiento de sus padres y una autorización judicial.

La Casa Real había recibido con anterioridad otras peticiones de uso u ofertas sobre el edificio pero en todos los casos, su respuesta fue la misma.