Un camión de recogida y transporte de basura sale del recinto de Milà | Archivo

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Los subproductos animales no destinados al consumo humano (sandach) que han llegado al vertedero de Milà entre finales de 2015 y octubre de 2022 han sido cobrados a precio de incineración, aunque durante al menos cinco meses han sido enterrados directamente. Es una de las conclusiones de la auditoría encargada por el Consell de Menorca a Audigest Balear.   

Confirma así el trabajo de investigación realizado y publicado por ‘Es Diari’ el 21 de octubre del año pasado en el que se informaba de esta irregularidad. La auditoría fue contratada precisamente para contrastar la denuncia, que ha resultado plenamente certera. No ofrece, sin embargo, explicación alguna sobre los restos animales que aparecen mezclados entre residuos de todo tipo, se limita a facturas y datos contables.

Información publicada por 'Es Diari' el 21 de octubre de 2022

El vertido sin pasar por el horno de los sandach se realizó entre abril y    junio de 2018. La UTE Es Milà, gestora de la planta de tratamiento, alude al hundimiento de la bóveda del horno y su inutilización durante ese periodo para arreglarlo. Pero no cambió la tarifa, alega que la facturación se realiza en función del tratamiento previsto de los residuos y no del tratamiento que realmente se lleva a cabo.

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El vertido a precio de incineración sin pasar por el horno se produjo al menos en ese periodo y durante los meses de marzo de ese mismo año y agosto de 2017. En el primer caso consta cero horas de funcionamiento del horno y en el segundo también, pero con un elevado volumen de entrada de residuos animales, salida de cenizas y un elevado importe de facturación por cremaciones ese mes. «¿Cómo es posible que haya registro de entradas y salidas si el horno ha estado parado?», se pregunta entonces el auditor. «Creemos que es un error tipográfico a la hora de confeccionar la memoria anual», responde la UTE gestora de Milà, que tampoco ha facilitado la cifra correcta de las horas de funcionamiento del horno en ese tiempo.

Aduce en su defensa que el residuo entró con la previsión de ser incinerado y que fueron circunstancias sobrevenidas las que le llevaron al vertedero. «En todo caso, este proceso de descarga, almacenaje, refrigeración, clasificación, transporte interno» supuso un sobrecoste muy importante, que, en definitiva, equivaldría al de incineración.   

En las facturas de mayo del 18 solo dispone de las correspondientes a los ayuntamientos de Maó y Ciutadella, a los que se ha facturado la totalidad de los sandach a precio de horno.    Audigest señala que no ha podido localizar todas las facturas para poder cuantificar el importe que se ha facturado como incineración y que debería haberse facturado a precio de vertedero. Esa discriminación si la aplicó la UTE Es Milà entre enero y julio de 2016, periodo en el que se facturó en función del tratamiento final de los residuos animales.

Hasta esa fecha podían ser enterrados los sandachs tipo 2 y 3, pero desde entonces todos los restos procedentes de los mataderos de Maó y Ciutadella fueron calificados como tipo 1 y facturados con la tarifa de incineración, que el año pasado se situó en 953 euros (con IVA).