Las reformas con aislamiento térmico exterior no se permiten en Maó. | Gemma Andreu

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La utilización de sistemas de aislamiento térmico exterior, con placas adosadas a las fachadas, para los edificios se está encontrando con las reticencias, parciales o totales, de los ayuntamientos de la Isla a pesar de que la Ley del Suelo y la Rehabilitación Urbana de 2015 fija la necesidad de adoptar medidas regulatorias, a nivel de ordenación urbanística, para hacerlo posible. Ante esta situación, la Delegación en Menorca del Colegio Oficial de Arquitectos de Balears se ha dirigido a los consistorios y al Consell para reclamar que esta cuestión se facilite y quede regulada, con más urgencia si cabe al existir partidas de fondos europeos para financiar estas actuaciones.

La ley estatal indica que los espacios de dominio público podrán ocuparse para la instalación de dispositivos de aislamiento que permitan una reducción del consumo de al menos un 30 por ciento, y que la ordenación urbanística debe regularlo. No obstante, desde el Colegio Oficial de Arquitectos explican que esto no sucede, y que incluso hay ayuntamientos que no permiten el uso del aislamiento adosado a la fachada exterior de los edificios, «con el consecuente perjuicio para los que quieran aprovechar las subvenciones disponibles».

Entre los ayuntamientos consultados la respuesta a esta situación no es uniforme, aunque sí coinciden en que no se permite el aislamiento adosado a la fachada en planta baja puesto que supone, entre otras cuestiones, reducir el ancho de la vía pública, de la acera en concreto. También en que no se ha incorporado este precepto en la normativa municipal. En plantas superiores, por ejemplo, Alaior y Ciutadella sí permiten este tipo de aislamiento, mientras que Maó lo prohibe en cualquier circunstancia al interpretar sus servicios jurídicos que supone un aumento del volumen de la propiedad.

Una capa de 5 a 12 centímetros

El aislamiento externo supone adosar a la fachada placas que van de los cinco a los doce centímetros de grosor, una alteración del ancho de la vía pública que los consistorios no consideran menor. Dolores Antonio y José López, concejales de Urbanismo de Maó y Ciutadella, coinciden en que el aislamiento térmico se puede llevar a cabo con otros métodos sí permitidos en planta baja, pero, claro está, restan espacio útil a la vivienda y no gustan.

Antonio explica que esta cuestión ha suscitado un análisis jurídico interno en el Ayuntamiento de Maó, llegando a la conclusión los técnicos de de que no se puede ganar volumen de un edificio mediante un aislamiento térmico. No se autoriza, por tanto, en ningún caso. En el caso de las plantas bajas, Antonio comenta que en calles anchas el efecto sería anecdótico, pero no así en otras estrechas, por lo que no se puede crear el precedente.

José López añade a esto que hay que velar por la uniformidad de las fachadas de una misma calle, «no puede ser que una tenga una anchura y el resto otra, hay aislamientos distintos». Admite el debate sobre el aumento de volumen, pero de momento en Ciutadella optan por permitir las placas en plantas superiores. En Alaior, afirma Cristóbal Marqués, han proliferado peticiones para este tipo de actuaciones y de momento se autorizan también si no es a pie de calle.

El apunte

Los profesionales afirman que es el sistema más eficiente y que debe haber condiciones

Desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Balears aseguran que recoger este tipo de aislamiento en las normativas municipales es un «mandato» por ley que no se puede eludir y que se vuelve más importante al haber fondos europeos disponibles. En la carta enviada por el delegado en Menorca, Enric Taltavull, a los ayuntamientos de la Isla se matiza que la regulación debe recoger algunas condiciones para la implantación de este tipo de aislamiento térmico exterior, sobre todo en las reformas que se lleven a cabo en los cascos históricos. Estas son que las placas ocupen toda la altura de la propiedad «sin interrupción», que los elementos de carpintería exterior se adapten a la nueva alineación de la fachada y que no se admita en el caso de los inmuebles catalogados con una prescripción que proteja directamente la fachada. Desde la entidad profesional defienden que el aislamiento adosado a la fachada es «el más eficiente para la reducción de la demanda energética en edificios antiguos».

Las claves
  1. Un mandato legal para ahorrar energía

    El uso de este aislamiento se recoge en una ley estatal de 2015 que indica que los municipios deben adecuar su normativa para permitirlo incluso usando espacio público.

  2. Se están perdiendo fondos europeos

    Los aislamientos que reducen el consumo de energía de forma considerable tienen ahora partidas asignadas de fondos europeos, que ahora se estarían perdiendo.

  3. Los ayuntamientos no quieren invadir la calle

    Los tres consistorios consultados coinciden en no permitir el uso del aislamiento exterior a nivel de suelo. No ven bien que las placas ocupen y resten espacio de las aceras.

  4. No es el único método, otros restan superfície útil

    Maó y Ciutadella coinciden en que los propietarios tienen a su disposición otras alternativas de aislamiento, pero son interiores y les resta superfície útil de su vivienda.