El nuevo obispo, nacido en Maó en 1958, ha sido rector en diferentes parroquias de Menorca.

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El nuevo obispo de Menorca Gerard Villalonga Hellín, que ayer fue consagrado y tomó posesión en la Catedral de Ciutadella, en una ceremonia cuyo oficiante principal fue el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, ha protagonizado una trayectoria vital y profesional en la que ha ejercido en primer lugar la docencia para después abrazarse al sacerdocio y al ministerio pastoral.

Nacido en Maó en 1958, Gerard Villalonga cursó los estudios secundarios en el Instituto de Enseñanza Media de Maó, donde con quince años confesó a un amigo y compañero de estudios su vocación para ejercer el sacerdocio. Culminó los estudios en la Isla con el bachillerato superior de Letras y el Curso de Orientación Universitaria (COU), para posteriormente cursar con éxito la carrera de Magisterio en Palma. Tras haber obtenido unas brillantes notas, Villalonga accedió al funcionariado y ejerció de maestro.

Pertenece al Cuerpo de Profesorado de EGB, del que está en excedencia desde 1989, y ha ejercido como profesor en los colegios Corazón de María y Antoni Juan de Maó y en el ‘Pere Casasnovas’ de Ciutadella.

Seminario

Gerard Villalonga recuperó su vocación de la adolescencia y decidió ingresar en el Seminario de Astorga, entre 1981 y 1986, año en que se licenció en Ciencias Religiosas por la Pontificia Universidad de Burgos.

Gerard Villalonga Hellín experimentó desde joven la vocación por el sacerdocio.
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Desde su ordenación sacerdotal ha desarrollado su ministerio pastoral en la Isla. Ha sido vicario de Sant Francesc de Ciutadella y delegado de enseñanza entre 1987 y 1990. Entre el 90 y el 93 realizó la licenciatura en Derecho canónico con especialización en Jurisprudencia por la Universidad Gregoriana de Roma. Desde entonces y hasta 2005 fue rector de la iglesia de El Roser, en Es Castell. Posteriormente fue párroco en Ciutadella y Deán de la Catedral, así como vicario general desde 2011.

Administrador diocesano

Cuando en septiembre de 2015 el obispo Salvador Giménez fue trasladado a Lleida, Villalonga dirigió la Iglesia menorquina como administrador diocesano durante los 16 meses de sede vacante.

En enero de 2017, el nuevo obispo de Menorca, Francesc Conesa, firmó un decreto en el que le nombró vicario general de la diócesis. En noviembre de 2018, el obispo Conesa confirmó la elección capitular del vicario general de la diócesis como deán-presidente del Cabildo de la Catedral para un nuevo período de cuatro años.

Cinco años después de su toma de posesión de la Diócesis de Menorca, en enero de 2022 Mn. Conesa fue nombrado obispo de Solsona y el 26 de febrero en una entrevista en el «Menorca» no excluía la posibilidad que pudiera ser designado obispo algún sacerdote de la Isla. Como finalmente así ha sido.