Un payés trabaja en la recogida de pasto, que este año se adelanta por la escasez de lluvias | Gemma Andreu

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El sindicato Unió de Pagesos de Menorca (UPMe) calcula que entre un 40 y un 60 por ciento de la producción de forraje y cereal está afectada por la falta de lluvias. El campo sufre ya los efectos de la sequía, que se han acentuado en las últimas dos semanas. Los payeses han adelantado la recogida de pasto (raigrás mezclado con cebada y avena) para el ensilado, aunque en esta época lo habitual sería esperar a que, con la lluvia, creciera de 10 a 15 centímetros más y entonces segarla, pero como el agua no llega, muchos agricultores prefieren retirarla ya. «Ahora está en riesgo el cereal», apunta la secretaria general de Unió de Pagesos, Margalida Llambías, cebada y avena que se utilizan para hacer harinas. «Si no llueve el grano no crece, se seca en la planta, y no se va a poder recoger», lamenta. La afectación del campo menorquín por la sequía depende de las zonas, pero la pérdida de producción se sitúa entre el 40 y el 60 por ciento, calcula Llambías, aunque insiste en que es una estimación y que los efectos de la falta de lluvia no son homogéneos. «Hay que esperar unos días más para ver si el grano se estanca», asevera.

Incertidumbre

Ante este panorama hay payeses que han optado por recoger la cosecha de grano aunque el volumen sea inferior «porque más vale eso que nada» pero otros deciden no invertir horas de trabajo y maquinaria, con el consecuente gasto en combustible, dada la menor producción, y optan por sacar sus animales a pastar. El ganado así se alimenta y las fincas reducen costes. La situación se repite. La sequía ya dañó la agricultura y la ganadería de Mallorca y Menorca el año pasado, obligando al Govern a aumentar hasta 1,9 millones de euros la partida económica destinada a ayudas para minimizar esta situación.

Menorca salió del nivel de prealerta por sequía hace apenas tres meses, el pasado febrero, el mes más lluvioso de este año con diferencia, ya que incluso enero estuvo un 63 por ciento por debajo de las precipitaciones habituales en invierno. El pasado diciembre también fue seco, con un 44 por ciento menos de precipitaciones.