Pere Quintana Seguí, nuevo director del Observatori de l'Ebre

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El investigador Pere Quintana Seguí (Maó, 1981) es desde hace unos días el nuevo director del Observatori de l’Ebre (Roquetes, Tarragona), donde dedican sus recursos y capacidades a la observación geofísica. Esta institución científica actualmente integrada en la Universidad Ramon Llull destaca a nivel internacional en la investigación, observación y estudios de doctorado en dos líneas principalmente: por un lado, la meteorología espacial, y, por otro, los recursos hídricos y la relación de la actividad humana con el ciclo natural del agua.

Quintana, doctor en Física, es experto en modelización hidrológica y en su aplicación en el estudio del ciclo hidrológico continental, de la sequía, de los recursos hídricos y de los impactos del cambio climático. Autor de decenas de artículos publicados en revistas científicas internacionales, es miembro -entre otras entidades- del Grup d’Experts en Canvi Climàtic a Catalunya.

¿Qué supone  ser director del Observatori de l’Ebre?

—En primer lugar alegría, me hace ilusión. Cuando llevas casi 15 años en un sitio, observas cosas, y yo siempre he querido hacer una contribución positiva. Ahora tengo la oportunidad de poder aplicar mis ideas al proyecto. Tengo también sentido de la responsabilidad porque es una institución más que centenaria con sus problemas que hay que resolver y no es fácil.

¿Cuál fue el origen del centro?

—Su nombre viene dado por la ubicación, pero se observan otras cosas. Aquí, en Roquetes, había una presencia muy importante de los jesuitas. Tenían diversos laboratorios, de química, física -que ya era de geofísica- y se preguntaban cómo afecta el Sol a la actividad de la Tierra... A qué se debían los terremotos, si tenían relación con el Sol... Fueron súper pioneros... Luego fueron entrando en administraciones públicas como el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas de España). Siempre ha sido una institución pequeña pero puntera en investigación.

¿Qué investigan en 2023?

—Una línea de investigación es la meteorología espacial, todo lo que tiene que ver con cómo el Sol afecta    a la Tierra, con mucha incidencia en las comunicaciones. La otra, desde 2008, es sobre hidrología y cambio climático, no sólo en el Ebre donde el tema del agua es fundamental, sino en el Mediterráneo en general, porque el cambio climático afecta mucho el área del Mediterráneo.

¿Sufrimos sequía en Menorca?

—La sequía es un período donde hay menos disponibilidad del recurso.En Menorca miraríamos aguas subterráneas, porque ha llovido menos y hay menos recurso, eso es normal, hay variabilidad climática, eso es una sequía. Otra cosa es la escasez, que es que te falta agua para unas necesidades creadas. El sur de España están casi siempre en una situación de escasez, haya sequía o no, porque hay demandas superiores a lo que el sistema puede aguantar. Y en Menorca vamos hacia esta dirección; si vamos aumentando la necesidad de agua, porque aumenta el turismo, aumentan las piscinas, etc., estaremos generando una situación de escasez pero no por una causa física sino por una causa puramente de gestión.

¿Disponemos de poca agua o gastamos demasiada?

—En Menorca el problema es que    se juntan las dos circunstancias. ¿Qué pasará en Menorca? Progresivamente esperamos que las próximas décadas la disponibilidad del recurso vaya disminuyendo porque esperamos que llueva un poco menos y estamos seguros que, con el aumento de temperatura, la vegetación necesita más agua, por tanto la misma vegetación consumirá más y el balance hídrico será más negativo y habrá menos agua disponible.Esto es una parte de la ecuación. Por el otro lado estamos aumentando las necesidades y está el debate que tenemos siempre sobre el turismo. Queríamos turismo de calidad y el turismo de calidad quiere en cada chalé una piscina, y eso no es sostenible. Y también según qué tipos de agricultura hacemos que necesiten mucha agua... Pues debemos repensar qué tipo de turismo y qué tipo de agricultura para que sea sostenible, porque llegará un momento que no tendrás recurso y entonces ¿Qué haces?

¿Y las desaladoras son una solución viable?

—Bueno, son soluciones que si la tienes la puedes utilizar pero el agua de la desaladora es cara, y también tiene problemas. Además consume mucha energía, la energía en general aún es fósil... Nos lo tendríamos que pensar, la verdad.

¿Qué podemos hacer?

—Deberíamos cambiar las expectativas y esto sí que está cambiando. Cada vez ves más jardines con vegetación mediterránea,    y no hacer un jardín con césped que es un concepto británico que no encaja en nuestro paisaje. Si la mayoría de chalés de Menorca tuvieran vegetación autóctona consumiríamos mucha menos agua y pueden ser igual o más bonitos.

¿La lluvia está disminuyendo?

—Los datos aquí en Roquetes, que no es tan diferente a Menorca, es que llueve lo mismo de media anual pero llueve diferente, llueve menos días al año pero cuando llueve, llueve más. Y esperamos que esto se vaya reforzando, podremos tener lluvia cada vez más intensa y cómputos anuales más bajos. Peor repartido, y eso es un mal negocio en el Mediterráneo.

¿Somos conscientes en Menorca del cambio climático y sus consecuencias en los recursos hídricos?

—Bueno, esto se está moviendo. Yo estoy en el IME (Institut Menorquí d’Estudis) también, donde ya en verano del 2022 asistí a una reunión de temas de agua y hay conciencia. Menorca es una sociedad dinámica, organizada, y creo que lo resolveremos; si los políticos se dejan aconsejar, que espero que sí, lo solucionaremos, pero nunca es fácil un cambio de mentalidad. En cuanto a la gestión de los recursos hídricos sería normal que fueran gestionados desde Menorca, que quien tome las decisiones se vea afectado por ellas, pero no soy experto en gestión.

Explíquenos brevemente el   cambio climático.

—Estamos aumentando la concentración de gases de efecto invernadero y en capas bajas de la atmósfera está aumentando la temperatura, lo que causa cambios en los patrones de circulación del aire, de precipitación, viento... y cambia el clima de la Tierra. Lo más vistoso es que aumenta la temperatura y eso provocará otros cambios. En global en la Tierra lloverá más, eso seguro, pero en el Mediterráneo lloverá menos. Lo que me gustaría es no perder la esperanza e ir haciendo lo que podemos con la información que tenemos.