El acto de la Armada incluyó una ofrenda floral, junto a la torre de la Princesa, en La Mola | Gemma Andreu

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La Fortaleza de Isabel II, La Mola, fue este martes el lugar de homenaje a  dos jóvenes militares fallecidos hace justo ahora cien años en el que fue el primer accidente de la aeronáutica militar española y también primer accidente aéreo de Menorca.

El acto de la Armada incluyó una ofrenda floral, junto a la torre de la Princesa, ante una nueva inscripción sobre plancha de acero en recuerdo de Vicente Cervera y Juan R. Suárez, caídos en el siniestro aéreo del 20 de junio de 1923 cuando el hidroavión Macchi M.18 en el que sobrevolaban el puerto de Maó entró en pérdida y acabó estrellándose contra el terreno.

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En aquellos años ver volar un avión biplano militar o simplemente un avión era todo un espectáculo y fueron muchos los menorquines que sintieron aquel accidente y colaboraron luego en la suscripción popular para levantar una cruz sobre el acantilado contra el que chocaron y murieron el piloto y un pasajero, también militar. La sociedad mahonesa de 1923 en general sufrió el duelo y acudió en gran número al entierro de los dos jóvenes militares. También se suspendió a causa del accidente cerca de Es Freus la representación de la ópera «Tosca» que debía celebrarse el día 22.

Junto al lugar del desastre, a apenas un kilómetro de La Mola, cerca de la punta de Ses Bancades, se yergue ahora una nueva cruz de acero de tres metros de altura, bendecida este martes por el obispo de Menorca Gerard Villalonga, como nuevo monumento conmemorativo, cercano al erigido en marès en 1923, que se encontraba muy deteriorado.

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En el homenaje que presidió el almirante jefe de apoyo logístico de la Armada –y el aviador más antiguo en servicio–, Ricardo Hernández López, participaron el coronel Víctor Manuel Herrero Álvarez, director del Consorcio Militar de Menorca y el alcalde de Maó, Héctor Pons, así como otras autoridades y familiares de ambos fallecidos: el teniente de navío Vicente Cervera, que pilotaba el avión, y el habilitado del «Dédalo», el portaaviones de donde había partido, Juan R. Suárez de Tangil.

El despliegue de medios del acto de reconocimiento incluyó un helicóptero, que partiendo de La Mola, ante la expectación de los asistentes, sobrevoló la zona del accidente y acabó aterrizando en la fragata «Sofía», desplazada especialmente a Menorca, que aguardaba frente a la costa, al norte de Ses Bancades.

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Pedro M. Cardona, en el avión

El hidroavión español, de fabricación italiana, había iniciado el vuelo en aguas del puerto de Maó, tras ser arriado desde la cubierta del «Dédalo», en el que viajaba. Esa misma mañana del 20 de junio de hace cien años, con buenas condiciones atmosféricas, había ya volado con el mismo piloto y el hoy ilustre mahonés Pedro María Cardona, que era precisamente el director de la Aeronáutica Española.

En el siguiente vuelo con fatal desenlace, subió de pasajero Juan R. Suárez de Tangil, que no había volado nunca. Nadie podía esperar que al virar cerca de La Mola perdieran altura y sin poderla remontar, se precipitaran.