Joan Pons Torres, de pie, al fondo y a la derecha de la imagen consultando el móvil, en la noche electoral del 28-M en la sede del PP | Katerina Pu

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Joan Pons Torres lleva años abonado a la polémica por las opiniones que transmite en artículos publicados por este diario o que divulga a través de su canal de YouTube. Ya sea por su postura antivacunas durante la pandemia, su defensa de la lengua balear frente al catalán o su apuesta por unas fiestas de Sant Joan tal y como son, sin participación femenina en la qualcada, lo cierto es que su designación como próximo conseller de Cultura ha encendido algunas luces rojas en dicho ámbito. Todavía ni ha tomado posesión del cargo ni está constituido el gobierno popular de Adolfo Vilafranca del que formará parte, pero la controversia le precede y eso inquieta en algunas entidades.

El Institut Menorquí d’Estudis (IME) tiene «200 miembros y de gran diversidad ideológica, ninguno entra por criterios políticos sino académicos», defiende uno de sus miembros fundadores, el antropólogo Jaume Mascaró, quien rechaza opinar «sobre la persona, sobre previsiones e intenciones, es innecesario» y recuerda que en su etapa como presidente del Consell Científic han pasado gobierno de distintos signos, «yo siempre he reivindicado que el IME no es una organización política sino científica y cultural».

Mascaró añade que confía en que  «se respete la función institucional del IME», que no es otra, insiste, que coordinar y divulgar la cultura de la Isla. Recuerda asimismo que el presidente del IME no es el conseller de Cultura sino el presidente del Consell, que si así lo desea delega en el titular de Cultura.

En el mismo sentido, Cristina Rita, actual presidenta del Consell Científic, se muestra prudente. «Hay que dar un margen de confianza, solo espero que no se retroceda en ninguno de los derechos culturales y sociales conseguidos».

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Otros miembros de la entidad critican abiertamente la elección de Pons Torres como próximo titular de Cultura. Es el caso del filólogo, artista plástico y literario Francesc Florit Nin, quien considera que «es una designación realmente penosa, pero es lo que se ha votado, un síntoma más de la época oscura que vivimos», y añade que el conseller electo «durante años ha demostrado una beligerancia ignorante y para muchos, insultante».

Otras voces de entidades culturales son cautelosos. Luis Alejandre, presidente de la Fundación Hospital de la Isla del Rey, declina posicionarse, «no le conozco, difícilmente puedo opinar»; Lina Pons, presidenta del Cercle Artístic, o Margarita Orfila, presidenta del Ateneu de Maó, también ven prematuro opinar.

«El Ateneu es una institución con gente de todo tipo y la palabra y las tendencias se respetan, primero que tome posesión y que actúe», asegura Margarita Orfila. Del mismo modo, Lina Pons señala que «desde el Cercle tenemos claros los parámetros que nos gustaría que adoptara la Conselleria de Cultura, pero aún ni ha sido nombrado, hay que ver la labor que hace, es lo más prudente».

Por su parte, el investigador y doctor en economía Juan Hernández Andreu, declarado socialdemócrata, avanza que no es filólogo pero cree que el futuro conseller es «una voz discordante dentro del establishment» y en este sentido añade que puede «chocar» y que va a ser un «revulsivo», aunque admite que «no le conozco». Hernández Andreu tiene algunos puntos de coincidencia en cuestiones como la lengua y específicamente ha constatado históricamente la presencia de la letra h en el topónimo de Maó, «no es un capricho» y no entiende la radicalización de las cuestiones lingüísticas, para él es más valiosa la «explicación histórica no supeditada a las ideologías». Juan Hernández Andreu lamenta, por ejemplo, que el IME «ha dejado de publicar en castellano» y aboga por que «se dé más libertad al uso del castellano en la enseñanza, en igualdad, la apertura es positiva, sin pasar a posiciones radicales de otro sentido».

El apunte

Sus polémicas opiniones están en la diana de algunos medios

Medios nacionales como laSexta o Eldiario.es han dedicado espacio a Joan Pons Torres, a su designación como futuro conseller de Cultura y Educación y a sus polémicas opiniones sobre temas como el negacionismo durante la pandemia, su postura antivacunas, la violencia de género y la memoria histórica.

Pons Torres está en la diana desde que se conoció su futuro cargo pero él no quiso este jueves valorar todo este protagonismo a raíz de sus artículos en este diario y de las intervenciones en su canal de YouTube. «Una cosa es escribir mis artículos y opinar como cualquier otro ciudadano y otra realizar declaraciones cuando ni siquiera se ha formado el nuevo equipo de gobierno del Consell», afirma el interesado.