La menorquina Cristina Capó, con la vara de mando de Santa Pau | Sergi Cabezas

TW
23

La nueva alcaldesa de Santa Pau, un bellísimo pueblo medieval de Girona, es Cristina Capó Piris (Ferreries, 1981),    profesora de filosofía y madre de un niño y una niña santapauencs, que hace ya 20 años que vive en esta población de la comarca volcánica de La Garrotxa.   

En el mandato anterior ejerció de concejal de Educación y Cultura con el gobierno municipal de Units per Santa Pau/Agrupació Municipal y ahora ocupa el puesto de primera edil, bajo el paraguas de ERC, como independiente.    Los resultados del 28-M en la localidad catalana de Santa Pau otorgaron un 60 por ciento de apoyo a la lista que encabezaba la menorquina Cristina Capó.

¡Enhorabuena por la Alcaldía!    Disfrutan de mayoría absoluta aunque con menor porcentaje de votos que en 2019.

—Sí, la agrupación municipal    llevaba 12 años con el alcalde anterior; el hecho de presentarse una mujer y ser de fuera, ha afectado un poco, y también que la oposición ahora tenía un candidato con ‘cara i ulls’ y en 2019 era muy flojo.

¿Cuáles son los retos de Santa Pau para este mandato?

—Hay dos muy importantes. El principal es Can Torra, un equipamiento cultural que para nosotros ha de marcar un antes y un después en el municipio, con un centro de día para gente mayor;    queremos poner una biblioteca, un espacio para las entidades, el casal de joves… Esto ya está en construcción. Estamos en fase de rehabilitación, recuperamos un edificio que es un Bien Cultural de Interés Local (BCIL).

¿Y el segundo?

—La municipalización del castillo de Santa Pau, que es del siglo XIII y corona el pueblo pero está en ruina total. Siempre ha estado en manos privadas y la intención del Ayuntamiento es hacer una compra asociativa, una especie de crowdfunding, a nivel de toda Catalunya para poder comprar el castillo.

Comprar un castillo ¡Caray!

—El objetivo es hacer un memorial dedicado a las víctimas de la deportación de todo el Estado español, que no hay ninguno, no se ha construido ninguno en la democracia, no hay ningún espacio dedicado... Todos los países europeos que sufrieron campos nazis tienen un espacio para las víctimas y aquí en Santa Pau estamos    trabajando mucho por el tema de la memoria histórica. Hemos hecho un documental sobre los garrotxins en los campos nazis, que esperamos que salga por la televisión autonómica TV3. He estado haciendo de investigadora tres años para este trabajo. Ahora estoy cerrando proyectos.

Y con Menorca ¿Mantiene relación?

—Sí, sí. Voy mucho, tengo en Ferreries a mis padres y hermanos y un arsenal de sobrinos y cada dos meses más o menos intento ir, tengo un fuerte vínculo... Con las fiestas también.

¿Participaba en las fiestas patronales?

—Incluso había salido qualcant en las fiestas de Sant Bartomeu... Y bueno... ¡No iré nunca más a Sant Joan hasta que salgan madones!

¿Apoya que salgan mujeres    en las fiestas de Sant Joan?

—Animo a todas las madones para que salgan en Sant Joan porque creo que es una vergüenza que participen mujeres en todos los pueblos menos en Ciutadella. Yo me iría a trabajar de payesa para poder salir pero... ¿Qué mujer va a ser la primera? ¿Para que se le echen todos encima? A mí me marcó mucho Consuelo Marquès (primera mujer que montó a caballo en unas fiestas, las de Sant Bartomeu de Ferreries en 1970).

¿Sigue la política de la Isla?

—Estoy muy pendiente, claro, y me sabe muy mal. Y en el Govern balear. Estamos en un momento en que nos preocupa mucho la subida de las extremas derechas, tanto en Balears cono en el País Valencià. Es un tema que hace falta que entre todos revisemos qué está pasando.

¿Qué espera el 23 de julio?

—Es que es muy fuerte. Yo espero que haya una conciencia popular y, sobre todo, que la gente vaya a votar y vote con cabeza. No podemos permitir que la extrema derecha gobierne nuestras instituciones. Es perjudicial para la cultura y la lengua, y para las mujeres y para todo.

Para terminar ¿Qué nos recomienda de Santa Pau?

—Tenemos un patrimonio natural maravilloso. Incalculable. Que venga la gente de Menorca a conocer los ríos, montañas y volcanes del parque natural de la zona volcánica de La Garrotxa. Y el patrimonio histórico. Somos uno de los pueblos medievales más bonitos de todo el Estado.

¿Y hay algo qué eche de menos de Menorca?

—La maravillosa costa menorquina y el agua cristalina que tenemos... ¡Pero voy mucho!