El sacerdote menorquín Llorenç Vidal Pelegrí (1939-2023)

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El presbítero menorquín Llorenç Vidal Pelegrí falleció este miércoles en Maó a los 84 años, de los que dedicó 52  a la Iglesia católica y el ejercicio de su ministerio pastoral, que llevó a cabo en Menorca.

Nació en Es Migjorn Gran en febrero de 1939, coincidiendo con el final de la guerra civil, en el seno de una familia sencilla y trabajadora. Sus padres, Francesc Vidal Gomila y Benita Pelegrí Pons formaron a sus hijos en la cotidiana vivencia cristiana y les transmitieron el sentido de la fe. Dos de ellos, presbíteros: Llorenç y Berto.

La vocación por el sacerdocio se desveló en la juventud de Llorenç Vidal, que ingresó en el Seminario Diocesano, donde realizó sus estudios eclesiásticos. Fue ordenado sacerdote el 18 de abril de 1971, a los 32 años.

Durante el ejercicio de su ministerio presbiteral estuvo adscrito a varias parroquias y comunidades. Primero como rector de la parroquia de Sant Climent, integrado en el equipo sacerdotal de Alaior; y a continuación, durante varios años fue rector de la parroquia de Sant Martí des Mercadal y forma simultánea fue capellán del Santuario de la Mare de Déu del Toro, colaborando con las religiosas franciscanas.

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Emprendió después una etapa fuera de Menorca en la que desarrolló su vocación misionera. Ejerció en el Perú, en la parroquia de San Juan María Vianney, de Lima. Por motivos de salud regresó a Menorca, siendo nombrado rector de la parroquia de Sant Francesc de Maó y después rector de la parroquia del Carme de esta misma ciudad, in solidum. Durante estos últimos años ha sido el capellán del convento de las religiosas Concepcionistas de Maó y vicario de la parroquia de la Mare de Déu del Roser de Es Castell.

También sirvió varios años en la Casa Sacerdotal de Maó como encargado, ayudando a los presbíteros que han residido.

Acompañado por los sacerdotes de la Diócesis y sus familiares, ha fallecido confortado por los sacramentos de la reconciliación, la unción de los enfermos y el viático, encomendándose en las manos del Padre. Según manifiesta el obispo Gerard Villalonga, «su ministerio sacerdotal se ha caracterizado por su sencillez, humildad y amabilidad, así como un profundo amor por la Palabra de Dios». El pastor de la Diócesis menorquina añade que «ponemos en manos del Señor los frutos de su vida entregada, dando gracias por su servicio, su ejemplo y ministerio».

Este jueves por la tarde, a las 17 horas, se celebrará la misa exequial, que presidirá el obispo Gerard en la parroquia de la Mare de Déu del Roser des Castell, y este viernes, a las 19,30 horas, en la parroquia de Sant Cristòfol des Migjorn Gran.