Bodega de Torralbenc, con los técnicos y la uva tinta de la vendimia. | Gemma Andreu

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El próximo paso de la asociación de viticultores pasa por la creación de un Consejo Regulador del Vi de Menorca, que «contribuya a aumentar el control y la calidad pero, sobre todo, la demanda».Por de pronto, el trabajo realizado a lo largo de la última década ha permitido subir el precio del vino, «y no como resultado de la inflación sino de compensar una elaboración mucho más cuidada».

«El precio medio de la botella a la salida de la bodega es de unos 7 euros, lo que es un muy buen indicativo», resalta César Palomino. Quiere decir que el vino de Menorca «se vende muy bien».

«Nuestro competidor principal -dice Luis Anglés- son las tres ‘R’: Rioja, Ribera y Rueda. Son las grandes marcas a nivel nacional, que mueven el mayor volumen de ventas y facturación, aunque cada vez se realzan más los vinos de otras regiones».

También el de Menorca, cuya comercialización a través de los restaurantes va al alza. «Y es algo que afecta por igual a todas las gamas de precios y establecimientos. Hoy en día es muy común que los turistas quieran probar aquello que es autóctono y diferente, del lugar que visitan, y también que lo encuentren». En este sentido, la existencia de una IGP como distintivo de calidad, «nos ha ayudado mucho. El Vi de Menorca es una marca cada vez más reconocida e imprescindible para una correcta comercialización».

César Palomino destaca los beneficios que la viticultura ha tenido «para la recuperación del campo menorquín. Es un sector que requiere de mucha mano de obra e inversión, pero que también es bueno para la economía. El viñedo, y en el futuro también el olivo, se están revelando como una alternativa viable para crear empleo en Menorca».

Desde 2013 se han ido autorizando hasta 13 variedades de uva blanca y 16 tintas. Pese a ello, el año pasado se hizo un estudio para tramitar la inclusión en la Identificación Geográfica de otras nueve modalidades (5 blancas y 4 tintas) no autorizadas que ocupan el 25 por ciento de la superficie total plantada.

El referido informe destaca que, aún cuando casi tres cuartas partes de la producción de uva están acogidas a la IGP, «todavía una buena parte queda fuera, lo que seguramente resta potencial competitivo y proyección a los vinos de Menorca».

Aún así, el año pasado se produjeron 1.950,5 hectolitros de vino, lo que supone el volumen más elevado desde que se recuperó este cultivo en Menorca, hace más de 35 años.

De esta cantidad, 1.089 hectolitros, el 56 por ciento, corresponden a vino blanco, por 460 hectolitros (23,5 por ciento) de rosado y 401,5 (20,5 por ciento) del vino tinto.