Kitty Trepels, en la entrevista concedida a la televisión holandesa RTL Nieuws para denunciar lo sucedido. | RTL Nieuws

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Kitty Trepels lo tenía todo planeado este verano para viajar a Menorca y encontrarse con unos amigos que tiene en la Isla. Debido al cáncer terminal que padece desde hace doce años, esta podía ser la última ocasión que los viera. Sin embargo, el capitán del avión que debía transportarla rechazó su embarque al considerar que estaba demasiado débil para volar.

La experiencia vivida por esta turista holandesa de 60 años ha generado polémica en su país, ya que la mujer contaba con el permiso de su oncólogo para el viaje. Según ha contado a la televisión RTL Nieuws, Kitty padece un cáncer en fase de metástasis y ha completado más de 200 tratamientos de quimioterapia. Esta semana había planeado venir a Menorca y antes de reservar su vuelo con la compañía Transavia se sometió a un examen médico y recibió luz verde de su médico para viajar,

La hallaron dormida antes del embarque

Después de llegar al Aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam, pidió una silla de ruedas para llegar hasta el avión y una vez en la puerta de embarque se quedó dormida. «De repente había un piloto y tres asistentes de vuelo a mi alrededor», cuenta la mujer al citado medio, «hasta que el piloto dijo que no me llevaría por considerar que no me veía en forma y era un peligro para todo el avión».

«Estoy en shock», relata Kitty Trepels, «sobre todo porque también escribo libros sobre la estigmatización de los pacientes con cáncer. Puede que esté enferma, pero todavía puedo hacer mucho, sigo aquí y me siento bien». Incluso había adaptado su tratamiento para poder tomar el sol en Menorca, según explica.

La última palabra, del capitán

Lo cierto, no obstante, es que el piloto que ejerce como capitán de un avión tiene la última palabra sobre quién sube a bordo de la aeronave. Puede hacerlo si considera, por ejemplo, que un pasajero está ebrio o mantiene una actitud agresiva. En el caso de la mujer que da pie a esta historia, se trata de una cuestión de salud y el temor de que, al tener menos oxígeno durante el viaje en altura, el pasajero pueda quedarse sin aliento y forzar un aterrizaje de emergencia.

Desde la compañía Transavia han lamentado lo sucedido, al tiempo que recuerdan que el piloto estaba en su derecho de denegar el embarque. «Si un capitán rechaza a un pasajero enfermo, es una decisión con miras al bienestar del propio pasajero y al bienestar y la seguridad de todos los pasajeros a bordo», han explicado fuentes de la aerolínea.