Francina Armengol y Gabriel Escarrer en la presentación de una cama elevable en el Melià Palma Marina. | GOIB

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La alarma sobre una posible modificación de la Ley Turística que derogue la obligación de las camas elevables saltó en el primer encuentro que mantuvo el conseller balear de Turismo, Jaume Bauzà, con hoteleros mallorquines para hablar de la nueva estrategia y política turística de esta legislatura. Bauzà enfatizó que «vamos a elaborar una ley de la mano del sector» y entre las cuestiones tratadas, la presidenta de la Agrupación de Cadenas Hoteleras de Balears, Carolina Quetglas, planteó que la instalación de las camas elevables no tiene que ser una medida «obligatoria y no hay que imponerla», sino que tendría que ser voluntaria. Al mismo tiempo aseguró que muchos empresarios ya habían optado por su implantación.

La cuestión quedó en el aire. Bauzà afirmó que se escuchará a todo el sector «no solo el hotelero», pero las palabras de Quetglas, con la petición de supresión de la obligación que marca la ley para esta mejora, ya puso en alerta a la Unión Balear de Kellys, porque para las camareras de piso esta es una línea roja, «si cruzan esa línea, nosotras también», advirtieron. La capacidad de movilización de la asociación sin embargo se desconoce en Menorca, donde    la entidad se disolvió en otoño de 2022.

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La asociación había sido presidida por María Jesús Cerezález, quien en aquel momento admitía que la entidad dejaba de existir por la desilusión de las trabajadoras, un ánimo bajo que ni siquiera la Ley Turística y las promesas de mejora, como la instalación de las camas elevables y la medición de la carga de trabajo, había conseguido mejorar. Cerraban una etapa y una temporada agotadora, excepcional en cuanto a actividad turística, sin expectativas de lograr una mayor consideración para su trabajo.

Durante el encuentro del conseller de Turismo y los hoteleros en Mallorca estos también incidieron en la importancia de los incentivos, que según la presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), Maria Frontera, deben extenderse a «todo el ecosistema turístico» y no solo los hoteles. Estos, añadió, están pendientes de recibir los fondos europeos que les deben facilitar las inversiones necesarias para seguir con la transformación del sector y su adaptación a la ley.

Ashome

Por su parte, la Asociación Hotelera de Menorca (Ashome) no ha debatido si la instalación de camas elevables debe ser obligatoria o voluntaria ni «será una lucha» por parte de la patronal menorquina, que lo que sí reivindica es «que nos den los tiempos, para que las empresas puedan incluirla en sus planes de inversión». Así lo ha señalado la gerente de Ashome, Azucena Jiménez, quien sí considera que la nueva ley turística debe ser «una normativa creativa e innovadora» e insiste en que «lo que es bueno para las empresas y los trabajadores no lo vamos a cuestionar». La asociación no maneja datos sobre número de camas elevables instaladas, pero sí constata «una actitud    proactiva» de las empresas, preguntando a la entidad si están obligadas este año a introducir esa mejora en sus establecimientos. Ashome sí expone que todos los establecimientos deberían tener «las mismas reglas de juego» sin distinguir tipos o categorías.