El precio del aceite de oliva en los supermercados se ha disparado en los últimos meses. | T. AYUGA

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El aceite siempre se ha conocido como el ‘oro líquido’, pero nunca como en los últimos meses esta expresión había cobrado tanto sentido. Y es que, a causa de la sequía en la Península, el precio de este producto emblemático de la gastronomía mediterránea se encuentra por las nubes en los supermercados, situándose fuera del alcance de muchas personas.

A principios de año, el precio del litro de aceite estaba por debajo de los 4 euros en los lineales, y en el mes de junio se situó en los cinco euros el litro. Ahora ya ronda los 10 euros, llegando a precios que no se habían alcanzado nunca.

Además, todo apunta a que la escalada de precios no ha tocado techo, puesto que la cosecha de este año en zonas como Andalucía, la principal región productora española, no se espera que sea buena a causa de la persistencia de la sequía, y aunque lloviera de manera abundante a partir de ahora, la producción no sería alta, porque hay muchos olivos que no tienen fruto. Y todo ello con las reservas en mínimos históricos.

De hecho, el precio del aceite, junto al de la fruta y el azúcar, es uno de los principales responsables del repunte de la inflación en el mes de julio. Pero si el IPC general creció un 2,3 por ciento, los alimentos en agosto se han encarecido un 10,8 por ciento respecto al año pasado. Todo ello, ha provocado que las ventas de aceite hayan empezado a bajar, sin que se espere una disminución de los precios a corto plazo.

Ante esta situación, el Ejecutivo ha aprobado una bajada del IVA para el aceite de oliva, que ha pasado del 10% al 5%, y que se prevé que esté en vigor, como mínimo, hasta final de año.